Un verdadero reto para la historia

Nelfi Ibáñez Guerra, una mujer pionera en nuestro país dentro del ambiente futbolístico, comenzó su carrera como directora técnica el año 2000. Tuvo que pasar varios obstáculos para consolidar una carrera dentro un ambiente que es considerado casi de exclusividad masculina. La desconfianza de los jugadores y algunos dirigentes motivó su esfuerzo al máximo para demostrar que tiene la misma o mejor capacidad que cualquier técnico de primer nivel para hacerse cargo de un equipo masculino o femenino.

Su mejor opción fue cruzando nuestras fronteras. En España, país donde realizó sus estudios en la escuela del Barcelona FC, recibió elogios de parte de sus docentes que vieron sus cualidades y su preparación para obtener el título de entrenadora de fútbol.

Fue noticia mundial cuando se hizo cargo de un equipo de varones en Perú, siendo la primera mujer en ese país con ese cargo, lo que le valió una entrevista especial en la página oficial de la Confederación Sudamericana de Fútbol y también en medios de comunicación especializados en deporte de otros países.

¿Cuáles son sus mejores recuerdos en el fútbol?

Cuando fui a Asunción me dieron la oportunidad de dirigir un equipo de mujeres en el Nacional. Luego al regresar a Bolivia el señor Abraham Ovando que era presidente de la Asociación de Fútbol de La Paz, me dio la oportunidad de dirigir la selección paceña femenina y conseguimos el subcampeonato. También recuerdo que Regatas Flamengo me dio la primera oportunidad para dirigir un equipo de varones, recibí la confianza de los dirigentes aunque noté cierta desconfianza de los jugadores por ser mujer.

¿Tuvo alguna dificultad cuando comenzó a dirigir equipos de varones?

Tuve algunos tropiezos, porque vieron a una mujer que lo iba a hacer y los jugadores entraban arrastrando los pies, otros lo hacían mascando un chicle, otros con la gorra a un costado, parecía que se preguntaban ¿ella lo hará bien? No lo decían pero eran los gestos de los jugadores que llegaban y me miraban.

¿Cómo superó esa dificultad?

Tengo un carácter especial, no me enojé, pero con una charla técnica de 10 minutos les decía lo que yo quería porque sabía lo que necesitaba. Les hablaba de mis expectativas como profesional y ellos captaron la idea, y los que querían se quedaban y si era al contrario yo misma les abría las puertas para que vayan a buscar otro equipo.

¿Su carrera fue continua desde el principio?

Si, porque no quería parar, todos saben que en el fútbol femenino no se puede parar y más porque no hay mucha actividad, una descansa y se acabó todo, yo quería estar bastante involucrada en esto y por eso decidí entrar al fútbol masculino.

En ese periodo ¿recuerda alguna anécdota?

Recuerdo que cuando clasificamos en los Juegos Bolivarianos de Colombia a la segunda fase, antes de empezar el partido mi utilero me dijo si podía vestirse con terno y yo le dije que era libre de hacerlo como él quería. Terminó el partido, había una palmera detrás mío y mientras el resto se abrazaba por la clasificación yo me apoyé en ella, me sentía bien por haber conseguido algo positivo en mi vida profesional justo cuando estaba comenzando. Ese momento los periodistas de Colombia aparecieron en la cancha para hacer sus entrevistas y le pusieron el micrófono a mi utilero, él les dijo que quien entrenaba al equipo era mujer y me señaló, ellos se quedaron sorprendidos y no me creyeron que había entrenado con el grupo sólo siete días porque aseguraron que se había hecho un buen trabajo y que parecía que el equipo había practicado mucho más.

¿Qué recuerdo grato tiene del tiempo en que estuvo estudiando en España?

Conocí a Frank Richard, cuando él todavía estaba en Barcelona, un gran entrenador, manejaba bien a los jugadores desde lo psicológico, es una gran persona, sabe mantener la unidad del grupo. Él se alegró mucho al saber que yo era entrenadora y que dirigí equipos de hombres. Me puse muy contenta por eso, porque me felicitó, siempre lo voy a recordar como un gran colega.

¿Es difícil para una mujer dedicarse al fútbol?

En realidad quienes se hacen más problemas son los colegas. Cuando estaba en Paraguay dirigiendo al Nacional, en un partido contra Olimpia el entrenador de ese equipo me mandó un mensaje con una periodista diciendo que el partido él ya lo tenía ganado porque primero yo soy boliviana y segundo por ser mujer, a lo que respondí que después de los 90 minutos hablaríamos con él. Ese encuentro ganamos por 1 a 0. En el estadio Hernando Siles un entrenador me mandó a decir que porqué yo no me iba a la cocina, y le respondí que el mejor cocinero del mundo era hombre en ese tiempo, y que él se había equivocado de profesión porque con más de 30 años dirigiendo en el fútbol no lo vi conseguir algún título importante. Le resté importancia a ese hecho. Eso me pasó acá, en otros países me dieron mi lugar mucho más que acá.

Por esa experiencia, ¿se puede decir que fuera del país al boliviano se le da más importancia?

Todos sabemos como está el fútbol boliviano, lo que es lamentable, da pena por los jugadores, hay mucha juventud, hay mucho talento. Me da mucha tristeza porque fuera de Bolivia no se puede hablar de ninguno de nuestros jugadores. Recuerdo que en un partido del Shaktar Donestk, un comentarista español dijo que entraba a la cancha Marcelo Martins, y yo me puse a saltar de alegría por mi compatriota, y en eso otro relator le dijo que no era boliviano sino brasileño, porque de Bolivia no hay ningún jugador fuera. Eso es lamentable porque no se le da al boliviano el lugar que merece, ni siquiera fuera del país, y eso que valemos mucho.

Por lo que se puede apreciar, ¿usted ya no apunta a dirigir equipos femeninos sino masculinos?

Hace tiempo hablé de la posibilidad de dirigir en Irán a la selección femenina porque era un hecho, pero no acepté porque mi idea es dirigir equipos de varones, estoy en otro rumbo. Sé lo que es dirigir el fútbol masculino y por eso no he aceptado esa invitación.

¿Cómo fue su paso por el Perú?

Quería asumir el reto de ascender a la Liga y me convencí que lo iba a hacer. Comencé a trabajar desde el 1 de marzo en Los Hijos de Ascovinchez, y estuve en ese equipo por dos meses y algunos días haciendo el trabajo como yo quería, los jugadores captaron lo que se estaba haciendo. Los dirigentes que estaban en ese momento eran otros. El club era de otra persona que lo había cedido a estos nuevos dirigentes que no tenían dinero ni siquiera para poder inscribir a los jugadores, lo que se supo faltando cinco días para el inicio del campeonato, consiguieron un entrenador que podía cubrir los gastos que eran necesarios, y era obvio que él ocuparía el puesto, acepté y di el paso al costado porque también era para bien del equipo.

Leonardo Alvarez