Buscando a los sospechosos

Desde hace varios días, mi pariente espiritual y este viejo periodista nos hallamos cumpliendo una misión secreta y fascinante, como es la de descubrir a los sospechosos del atentado contra la seguridad de periodista Humberto Vacaflor, perpetrado en Tarija; esta tarea es cumplida atendiendo la sugerencia de una autoridad policial de la capital chapaca que al conocer la denuncia de que la puerta de la residencia del periodista fue baleada por desconocidos respondió: “Tráigame a los sospechosos del atentado...”.

A partir del conocimiento de tal hecho, mi valerosa comadre cochabambina, que es admiradora entusiasta del periodista tupiceño y que siempre me viene diciendo “yo quisiera, compadre, que usted fuera tan macho como su colega Vacaflor para decir su verdad, yo lo mimaría mucho más...”, trazó un plan para dar con el paradero de los sospechosos del atentado contra la seguridad del valeroso periodista, como sugirió la autoridad policial tarijeña, ejemplo del celo y eficiencia de la autoridad verde olivo, color de las aceitunas que tanto me gustan.

La perspicaz cochabambina me dijo: “En primer lugar tenemos que dirigir nuestras miradas al Ministro de Gobierno porque la experiencia nos enseña que toda acción represiva se origina y se ejecuta por órdenes del titular de ese despacho”. Las palabras de mi comadre me parecieron muy audaces porque, de acuerdo con mis observaciones serenas, el señor Carlos Romero me pareció casi siempre un hombre moderado e inclinado a buscar soluciones concertadas.

Mi opinión irritó a la cochabambina nacida en Quillacollo, respondiéndome en voz alta: “Esas son macanas, compadre, pues igual actuaba el anterior ministro Sacha Llorenti y él fue quien ordenó la represión en Chaparina y yo siempre digo desde que era chota hasta ahora: líbrame, Señor, del agua mansa. Yo creo que entre los sospechosos deberíamos poner al ministro Romero, o a su Viceministro, un cambita de apellido Pérez”.

Para no pelear con mi comadre y porque se acerca el fin de mes y necesitaré un préstamo de urgencia, acepté su criterio y puse entre los sospechosos del atentado contra el periodista Vacaflor.

Sin embargo le sugerí que deberíamos colocar en esa lista que presentaremos ante la Policía de Tarija a otro personaje sin cuya licencia no se mueve ni una hoja de nuestros árboles, ni siquiera los “molles copleros de Tarija”, diciendo el nombre del personaje en la oreja derecha de la cholita cochabambina, quien al reconocerse heredera y descendiente de las Heroínas de la Coronilla, me dijo: “Incluiremos ese nombre entre los sospechosos del atentado contra el colega periodista Vacaflor y entregaremos la lista a la Policía de Tarija que vive en la luna”.