Crecen discriminados

Cerca de 1.400 niños y niñas viven en cárceles sin alternativas educativas

Los hijos de padres sin libertad no sufren alteraciones psicológicas ni son futuros delincuentes, simplemente crecen en un mundo de encierro, para ellos no hay presupuesto y sólo cuentan con el cuidado de sus progenitores.


Existen cerca de 250 menores en la cárcel de San Pedro, desde recién nacidos hasta de 15 años, que despiertan cada mañana en el panóptico paceño junto a sus padres.

Kevin tiene ocho años de edad y se encuentra privado de libertad al igual que otros niños junto a sus padres, detenidos en la cárcel de San Pedro de la ciudad de La Paz. Los progenitores mantienen de cualquier modo a sus hijos que conviven con ellos en una celda. Es una de las más dramáticas situaciones sociales, los menores se sienten discriminados y sin alternativas educativas.

Hacinados en un mundo de mallas y candados, jugando a la vida detrás de una puerta de rejas los hijos de reclusos de la cárcel paceña no conocen más mundo que el que les dan las cuatro paredes de los centros de reclusión.

Cerca de 1.400 niños sobreviven con sus padres en una situación que nada tiene de humano, por el contrario su condición es muy dura, afuera sólo tienen las calles y el absoluto abandono.

Los hijos de la cárcel no están alterados psicológicamente ni son futuros delincuentes, simplemente crecen en un mundo de violencia y mezcolanza. Son niños encerrados que creen que su realidad es sólo lo que ven. Para ellos no hay presupuesto ni programas educativos. Sólo el cuidado de sus padres presos.

Los niños no deberían soportar el encierro. La ley no lo permite y tampoco debería hacerlo el sentido común. Pero las cárceles de Bolivia están llenas de niños, niñas y adolescentes que pagan, junto a sus madres, la condena de delitos en los que no tuvieron nada que ver.

Los niños llegan con sus padres y pasan toda su infancia en prisión. La mayoría pertenecen a hogares desintegrados, sus padres también están presos, han huido o nunca estuvieron. Sus familiares aceptan cuidarlos por un tiempo, pero, al final se cansan y los convierten en empleados sin salario o los abandonan.

Los niños entre 5 y 12 años salen de la cárcel de San Pedro para asistir a diferentes unidades educativas, según el delegado de los internos de las siete secciones Evert Quilichi Baldivieso.

Para Quilichi, la presencia de los niños en el centro penitenciario no es bueno, porque de manera indirecta estos menores son también víctimas de cosas que ellos no tienen por qué experimentarla, debido a que de una manera obligada ellos tienen que ver las actitudes de otros internos o de sus propios padres.

Sin embargo, los niños seguirán junto a sus padres hasta que se apruebe una disposición que prohíba tal situación. “Hace algunos años surgió la propuesta de prohibir que niños menores de 10 años puedan estar viviendo junto a sus padres dentro el penal, intención que fue reprochada por los internos, porque los niños no tienen a dónde ir fuera de la cárcel.

Quilichi recordó también que en una anterior oportunidad existió un plan para sacar a los niños que viven junto a sus padres recluidos dentro de la cárcel de San Pedro, pero hasta el momento no existe nada, inclusive se ha hablado de un nuevo complejo penitenciario en la ciudad de La Paz para optimizar los espacios de este centro de reclusión, lo que permitiría una mejor permanencia de los niños junto a sus progenitores.

Las condiciones de hacinamiento en las cárceles constituyen un riesgo permanente a la integridad física, afectiva y emocional de aproximadamente 250 niños, niñas y adolescentes en la penitenciaría de San Pedro y otros en el resto del país, aspecto que preocupa a los padres recluidos por los efectos posteriores que perjudican en la vida de sus hijos.

DATOS

- Según datos de Régimen Penitenciario en todo el país existen cerca de 1.400 niños, niñas y adolescentes que viven con sus padres en privación de libertad.

- Las condiciones de hacinamiento en las cárceles constituyen un riesgo permanente para la integridad física, afectiva y emocional de aproximadamente 250 menores en las penitenciarías del país.

- El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Bolivia afirma que este país es el único que permite que los presos pueden vivir con sus familias en los recintos penitenciarios.

- Las leyes bolivianas indican que los niños pueden vivir con sus progenitores en las cárceles sólo hasta 6 años de edad.

 
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