De carnavales a elecciones

No cabe duda de que vivimos en un país alegre y emocionante, pues hemos pasado en unas horas de la alegría desbordante de las carnestolendas a la fiera pugna por gobernaciones y alcaldías sin tener el tiempo necesario para despojarnos de los disfraces multicolores y luego vestir los colores asignados por el Tribunal Supremo Electoral, cuyos miembros siguen luciendo sus atuendos de pepinos.

En esta veloz transición, mi pariente espiritual se puso a tono con las circunstancias y me dijo: “querido compradituy, si en días pasados yo lo obligué a disfrazarnos de ‘morenos’ para ir a bailar al carnaval de Oruro, las circunstancias lo obligan a vestir de hombre serio para observar el desarrollo de las elecciones en las que nuestro país está inmerso con el mismo entusiasmo, aunque los dos sucesos exigen máscaras y alegría”.

Me encontraba meditando acerca del acto electoral, pero la alegre cholita cochabambina rompió mi severidad diciéndome: “no se haga usted el adusto pensador y reconozca conmigo que los carnavales y las elecciones son para distraer a nuestro pueblo, endeudarlo más y anestesiarlo para que no sienta el dolor de muchas frustraciones…”.

Así habló Macacha y me obligó a decirle que cumpliera con su misión de periodista y observara imparcialmente este proceso que ya fue lanzado. Tomó su libreta de anotaciones, la escondió entre los pliegues de sus enaguas y polleras, saliendo como flecha en busca de noticias electorales.

Cuando retornó a mi escritorio después de algunas horas me informó que había estado en la ciudad de El Alto que se aprestaba a celebrar un nuevo aniversario de su creación legal y que había tenido la buena suerte de encontrarse nada más ni nada menos que con Evo Morales, Presidente Vitalicio de nuestro país.

La felicité por su buena suerte, ya que no es muy fácil ver a este personaje a no ser que fueras Presidente de Uruguay o fueras su Zapatero propio que tiene su taller en España, donde fabrica calzados a medida de todos los socialistas del mundo, pero la cholita de Quillacollo es así de afortunada y se fue sosteniendo que no hay nada mejor que los zapatos Manaco fabricados por Bata.

Pregunté a mi reportera de pollera qué hacía el presidente Evo en El Alto y me respondió con toda naturalidad que el Presidente del Estado Plurinacional y Folclórico se hallaba en El Alto proclamando la candidatura del señor Patana para ser reelecto como Alcalde de esa ciudad. O sea que el Presidente tiene el derecho a hacer campaña por uno de los suyos.

Cuando vio Macacha que yo me ponía serio, comenzó a reír y a “carcajearse” de mi protesta, diciéndome con su habitual desparpajo: “No, pues, jefecito, no se ponga tan estricto y severo si acabamos de reconocer que las elecciones siguen a los carnavales; así no más es nuestro “typical país”.