En la década del sesenta del siglo pasado, hubo una seria controversia en el país, en torno a la participación de Bolivia en el Grupo Andino, cuyo nombre oficial fue Acuerdo de Cartagena (1969).
Surgieron, en este marco, voces discordantes con ese proyecto integrador, histórico desde luego, aduciendo que éste no reflejaba el clamor de reivindicación marítima boliviana. En consecuencia la oposición se hizo sentir en los corrillos políticos, diplomáticos y universitarios.
Parece que entonces algunos compatriotas no dieron importancia alguna a un proceso integrador que, tarde o temprano, aceleraría el desarrollo de los países involucrados en un trabajo conjunto, con la cooperación mutua, fundamentalmente.
“Países en proceso de desarrollo uníos, no tenéis nada que perder sino vuestro atraso”, aseveró, en relación con este asunto, parafraseando a Marx, el ex Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Tomás Guillermo Elío, en el primer trimestre de 1969.
“La integración es el instrumento que permitirá acelerar el proceso de industrialización esencial para superar el atraso de las naciones subdesarrolladas”, anotó, más adelante, Elío.
La integración es una necesidad histórica, ahora más que nunca, tomando en cuenta que solos, los Estados, no podrán salir adelante, en sus perspectivas de alcanzar días mejores. Por lo visto es tiempo de abrir mentes y corazones, aceptando las diferentes orientaciones político – ideológicas, en la construcción de un puente integrador, como señal de hermandad no solo regional sino universal.
Los países sudamericanos siempre han tenido una vocación integracionista, sobre todas las diferencias, es decir la unidad, con el objeto de promover acciones de intercambio económico, político y socio – económico.
Solo una mentalidad política renovada, sin prejuicios y lejos de las suspicacias, logrará ensanchar los caminos de la integración, que conduce a la conjunción de los países sudamericanos. Asimismo propiciará el reencuentro de supuestos adversarios políticos. Priorizará, también, el desarrollo, en beneficio de nuestras colectividades.
Posiblemente con este objeto se han conformado bloques o grupos de integración, como Mercosur y Alianza del Pacífico, con la participación de países grandes y chicos, en democracia, en el Cono Sur.
Los bolivianos, como nuestros vecinos lejanos y cercanos, debemos prepararnos para hacer frente, mediante el proceso de integración, a los cambios que pudieran registrarse de manera adversa a nuestros propósitos de bienestar, en un futuro no muy lejano.
En suma: debemos aunar esfuerzos en pos de mejores días con mutua cooperación.
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