Día de la Cultura Tributaria

Pregunté a mi discípula periodística si ella paga puntualmente sus impuestos, respondiéndome la cholita cochabambina que ella cumple con esa obligación ciudadana, que nunca lo hace con alegría sino con bronca, porque está convencida de que hay mucha gente a su alrededor que no lo hace.

A continuación, dándome aires de ciudadano patriota y cumplidor, anoticié a mi pupila que ayer se celebraba el Día de la Cultura Tributaria y con tal motivo los recaudadores de Impuestos festejarían la fecha con fiestas en todas las ciudades importantes del país, incluyendo a Quillacollo.

“Por primera vez advierto -dijo mi comadritay- que usted tiene cara de gil, para no decirle que tiene cara de “coxuater”, al manifestarme que pagar impuestos es placentero y que siente un gustirriquitín al pagar sus impuestos, ignorando que hay ciudadanos que viven bien felices sin saber qué es eso”.

Recién entonces comprendí la razón por la cual Macacha me había trasladado al Chapare, utilizando mi motocicleta Harley Davidson, potente máquina por la que pago impuestos equivalente a un “huevo de la cara”, causando la admiración de muchos pobladores de Ivirgarzama.

La inteligente cholita y periodista Macacha me presentó a un grupo de cocaleros del lugar con estas palabras: “Amigos cocaleros del Chapare, es muy placentero para mí presentarles a un antiguo periodista paceño-cochala, quien paga anualmente sus impuestos municipales y nacionales para contribuir al progreso y desarrollo de nuestra querida patria boliviana, hoy felizmente gobernada por nuestro presidente, el hermano Evo Morales…”.

Los chapareños dedicados al cultivo de la coca y a la transformación de la “hoja sagrada” en cocaína o pichicata se acercaron a mí con curiosidad y hasta hubo alguno que me tocó la cabeza y examinó mis manos, cual si yo hubiese llegado de otro planeta.

Los chapareños cocaleros y alquimistas se miraban y señalándome comentaban entre ellos y decían… “es un periodista loco que escribe… y paga impuestos…”.

Macacha se despidió de los cocaleros del Chapare y retornamos a la sede de nuestras funciones, mientras, durante el trayecto, Macacha me contaba que ella sabía que en nuestro país no pagan impuestos los importadores de autos chutos, millones de contrabandistas y millones de gremiales, con lo que se comprueba que yo soy un gil y Macacha es una giloria.