No soy letra de cambio



Ricardo Jaimes Freyre, Ministro de Instrucción Pública (Educación) en la presidencia del Dr. Bautista Saavedra.

Ya en 1923, personajes de cierta influencia del partido republicano de gobierno y parlamentarios de ese sector político, con beneplácito del Ejército, promovieron la candidatura a la presidencia de la república del Dr. Hernando Siles que en la Convención Nacional (1920 - 1921), tuvo un rol pre-ponderante y afirmó sus prestigios en los ministerios de instrucción pública y de guerra que le cupo desempeñar en la presidencia del Dr. Saavedra.

Las intrigas de algunos aspirantes a la primera magistratura y sus satélites, lograron alejar al Dr. Siles de la amistad del presidente Bautista Saavedra, quien lo mantuvo a prudente distancia para evitar que su nombre pudiera seguir ganando la voluntad popular.

Nombrado el Dr. Siles enviado extra-ordinario y ministro plenipotenciario de Bolivia en el Perú, apuntaban las candi-daturas presidenciales de don Alberto Gutiérrez, don Román Paz, don Fran-cisco Iarizós, don José Paravicini, don José Quintín Mendoza y don Juan Ma-nuel Saínz, especialmente la de éste último fue la que se perfilaba con mayor nitidez. Todas ellas fueron vetadas y eliminadas por el gobernante.

En vista de la actitud del presidente Dr. Saavedra que no acertaba a elegir a su sucesor, porque desconfiaba de todos aquellos, los dirigentes republicanos y los senadores y diputados de ese partido incluso el propio Dr. Siles, ofrecieron la candidatura presidencial al Dr. Jaimes Freyre, ilustre poeta, escritor y eminente hombre público que rehusó la invitación y contestó de forma escueta: “No soy letra de cambio para que me endosen esa candidatura”. Tampoco el nombre del Dr. Ricardo Jaimes Freyre, contaba con las simpatías del mandata-rio, quien buscaba con la maravillosa lámpara de Aladino o la linterna de Dió-genes un personaje acomodaticio y manso para que siga servilmente sus inspiraciones. A última hora, apadrinó la candidatura del Dr. José Gabino Villa-nueva que tuvo tan poca fortuna.

Jaimes Freyre, murió pobremente en una buhardilla de Buenos Aires, olvida-do de todos, especialmente de los poderes políticos de su patria, a pesar de los eminentes servicios prestados a la nación y sus brillantes dotes intelectuales (24 de abril de 1933).

Cuando el gobierno boliviano dispuso “post mortem” que se tributaran homenajes a la memoria del insigne poeta, el periodista mejicano Luis G. Nuila, dijo: … “Nos acordamos de las palabras de la madre del poeta Keast cuando se inauguraba el monumento de éste: “Está bien –dijo, la señora– que ustedes levanten a mi hijo esta estatua. En vida pidió pan y ustedes hoy le ofrecen una piedra”.

Así sucedió infelizmente con el eximio poeta Jaimes Freyre, quien estuvo acertado al no aceptar la candidatura presidencial, porque habría sufrido cruentas decepciones y su labor tal no hubiese sido tan fecunda a pesar de su talento, debido al medio ambiente hostil y a la escasa cultura política del país.

El general Eliodoro Camacho que no aceptó la presidencia de la república después de la caída de Hilarión Daza en Tacna, es mucho más grande como estadista y militar que siendo gobernan-te. Lo mismo puede decirse de Jaimes Freyre: es más grande como poeta que como hombre de gobierno no obstante que lució las galas de su talento en el ministerio de instrucción pública y en la cancillería durante la administración gubernamental del Dr. Saavedra.

Fuente: Hechos e imágenes de nuestra historia de Benigno Carrasco.

 
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