El desarrollo requiere trabajo de empresarios

Cuando sean superadas las secuelas que ocasiona el coronavirus, el país -como todos los del mundo- requerirá grandes esfuerzos para resolver problemas de toda laya. Lo mismo que aquellos que requieren de una dinámica especial con miras a proseguir en busca del desarrollo, como están empeñados especialmente los países pobres y subdesarrollados. Los balances mostrarán cuadros difíciles de enfrentar, pero el trabajo mancomunado entre todos permitirá vencer lo que, de inicio, parecerá muy difícil. Será necesario que desaparezcan los grados de dejadez e irresponsabilidad que caracterizaron a los anteriores gobiernos y muchísimo más al que gobernó durante casi l4 años, que hizo gala de irresponsabilidad, dejadez, falta de idoneidad y conciencia de país, que hizo muy difíciles las tareas de profesionales y empleados eficientes, aunque pocos, con que contaba la administración de cada dependencia.

Felizmente, es preciso tomar en cuenta que en la nueva situación, con un gobierno que hasta ahora demuestra honestidad y responsabilidad, será posible: un trabajo solidario y mancomunado entre todos, es decir, que el empresario privado podrá actuar y cumplir sus objetivos conforme a lo que siempre se propuso y que no fue posible llevar a cabo por las dificultades e interferencias impuestas.

Ahora el empresariado nacional puede unir esfuerzos con el gobierno para nuevas dinámicas con miras al logro de inversiones tanto internas como foráneas para la marcha de políticas en que sean posibles nuevas empresas productivas, producción de todo lo que el país requiere y cuyos excedentes se pueda exportar. La creación de nuevos empleos será una forma de dinamizar la economía y fortalecer el desarrollo hasta conseguir que la expansión empresarial permita desterrar definitivamente a la economía informal y, además, desterrar al letal negocio de fabricar cocaína y otros alucinógenos que tanto daño causa.

El gobierno, en conjunción con lo privado, podrá dar pasos muy fortalecidos en pos de conseguir un trabajo que efectivamente permita desarrollar la producción y agrandar los campos productivos de occidente en el campo de la agricultura que ha sido abandonada hace mucho tiempo. Cuando las condiciones se dan y existen las garantías y cooperación precisa de lo público, el empresariado nacional siempre ha respondido a las demandas y urgencias del país contribuyendo con su trabajo al desarrollo. Hoy pueden darse las condiciones para ello y las organizaciones empresariales tendrán que esmerarse en conseguir que sus asociados entiendan que el país precisa del trabajo y esfuerzos del sector privado, no solamente para superar las dificultades dejadas por la dictadura sino para conseguir que efectivamente las empresas crezcan y, sobre todo, haya incorporación de las pymes con miras a agrandar lo privado y poder trabajar al unísono con las empresas públicas.

Las autoridades económicas tendrán que abandonar las posiciones retrógradas y hasta insensibles de la burocracia, haciendo que ésta comprenda la nueva situación y actúe consecuente con los propósitos generales de lograr el desarrollo. La burocracia deberá actuar con vocación de servicio, sin egoísmos ni complejos que ha tenido como característica durante casi l4 años y trabajar con eficiencia, eficacia y responsabilidad. De otro modo, se verá en la situación de cambiar sus objetivos para dedicar esfuerzos a actividades ajenas a lo requerido por una armonía entre gobierno y empresariado privado.