Historia del Comercio Exterior de Bolivia

Parte III

EL COMERCIO EXTERIOR EN LA ÉPOCA DE LA INDEPENDENCIA

A Bolivia, como heredera del territorio de la Audiencia de Charcas, le correspondía 560 kilómetros de costa, de los 8.000 que América del Sur tiene sobre el Pacífico. En el desierto de Atacama existía el puerto de Cobija, fundado por los españoles en 1587, con el nombre de Santa María Magdalena de Cobija. Los españoles le dieron alguna importancia por el cobre que encontraron en sus cercanías. Lo abandonaron cuando las minas dejaron de ser rentables.

Cobija quedó al servicio de los contrabandistas, principalmente franceses. Entraban por allí hasta el puerto de San Pedro de Atacama, en la puna, para cambiar su mercadería con los minerales que sus cómplices criollos o nativos les traían desde Potosí. Para evitar el comercio ilícito, los españoles rehabilitaron Cobija como puerto de control aduanero a principios del Siglo XVIII.

A los tres meses de fundarse Bolivia, el Libertador ordenó que se hiciera una exploración de la costa para estudiar cuáles de las bahías, ensenadas o caletas ofrecían condiciones para convertirse en puertos de la flamante República. El mariscal Antonio José de Sucre retransmitió la orden al irlandés Burdett F. O´Connor. El 28 de diciembre de 1825 Simón Bolívar dictó un decreto que decía. “Queda habilitado, desde 1º de enero entrante, por puerto mayor de estas provincias, con el nombre de Puerto de La Mar, el de Cobija. Se arreglarán allí las oficinas pertenecientes a la Hacienda Pública. El Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, queda encargado de la ejecución de este decreto”.

Se nombró un Administrador General de la Aduana. Horacio Álvarez fue el primer funcionario público. Lo acompañó un Patrón de Bote y a éste se le dio como ayudante un marino para llevar los remos en las visitas a los buques. Siguieron un juez y un teniente.

El primer comerciante que utilizó Cobija para sus importaciones dentro del régimen republicano fue el español Lucas de la Cotera, su ejemplo siguieron muchos de sus compatriotas.

En esta época se clausuró completamente el flujo comercial internacional con España, por lo tanto la necesidad de comercio buscó otros cauces, como por ejemplo las islas de Inglaterra e indirectamente ésta se apoderó de tan vasto y rico territorio, abaratando sus costos. En poco tiempo Inglaterra se convirtió en el país mas industrializado de la época; pasó a sus manos el monopolio del comercio y enlazó firmemente sus tentáculos en las colonias de América, África y Asia, convirtiendo a su flota mercante en la más experimentada de la época. Surcó gran parte de las aguas de la época, recuperando y comerciando con materias primas escasas, recobrándolas para su industria, de igual manera abasteciendo los mercados más exigentes en los más recónditos lugares de la tierra.

Inglaterra se convirtió en el enlace mercante entre América y Europa de esta época; así el flujo del comercio fue, en todo caso, desigual, puesto que se importaba más que se exportaba.

La minería se mantuvo como la principal actividad de comercio, por lo tanto el asidero más inseguro que nos llevó a la casi mono producción; además, durante la revolución por la independencia eran muy frecuentes los casos en los que se desembarcaba de contrabando en algunos puertos, grandes cantidades de artículos procedentes de distintas partes de Europa y Estados Unidos.

Los contrabandos, ya lo hemos dicho, se llevaron a cabo con suma frecuencia, durante toda la época colonial, sobre todo cuando España se hallaba empeñada en alguna guerra. En diversas fechas, con motivo de la guerra entre España e Inglaterra, se otorgó licencias para que vinieran a América buques de naciones neutrales; durante las guerras marítimas, el comercio de las colonias fue muy activo; siendo entonces que aquellas comarcas conocieron hasta cierto punto las bondades de las utilidades de la independencia.