La gota de sangre que contribuyó a la grandeza del Libertador

Existen varias teorías sobre las estirpes raciales del Libertador Simón Bolívar, se dice que tuvo de vasco, de castellano y de andaluz, quizá unas pinceladas de hebreo, pero sin duda, tuvo una gota de sangre mulata.

Sus rasgos faciales nos indican un vizcaíno puro, pero el cabello rizado, la boca grande y el matiz trigueño, señalan un ancestro mulato. Ahora bien, ¿cómo así, la familia de Bolívar, de comprobado abolengo español, y de tradición nobiliaria, amén de alta alcurnia, añadiéndose a esto una alta posición económica, traducida en bienes como minas y tierras, pudiera, entre sus miembros cobijar una ascendencia mulata, en contra del prejuicio existente en esa época en España y sus colonias?

Trataremos de analizar esto dando un porqué a esta situación.

Se dice que el famoso Maestro de Bolívar, Simón Rodríguez, quien predijo el destino de Bolívar en las mocedades de éste, cuando el futuro Libertador manifestó con un juramento luchar por las libertades del nuevo mundo, era en sí uno de los pocos depositarios del conocimiento sobre los ancestros del Libertador y del origen de esa gota mulata en la sangre de Bolívar y del significado que ésta llegaría a tener en sus ideales y en su epopeya.

La fortuna de los Bolívar se debió, en su origen, a la explotación de unas minas llamadas de Cocorote y al señorío de unas tierras llamadas de Aroa, con unos extensos cultivos de cacao, cuyos trabajos, entre otras cosas, dieron lugar al caserón donde nació Bolívar.

Esta fortuna provenía de una bisabuela de Bolívar, hija natural de don Francisco Marín de Narváez y de una mujer sobre la cual la información es escasa. Don Francisco se refirió así sobre esta hija en sus escritos:

“Tengo una hija natural, y por tal, la reconozco, nombrada María Josefa, a la cual hube, en una doncella principal, cuyo nombre callo por decencia, con la cual pudiera contraer matrimonio sin dispensación cuando la hube”.

La suposición, casi cierta, es que la doncella principal era de sangre mulata.

María Josefa, hija de don Francisco Marín de Narváez, a la muerte de éste, como hija única, fue heredera de una cuantiosa fortuna, según testamento otorgado en Madrid, en fecha 18 de agosto de 1673, siendo designado tutor don Pedro Jaspe de Montenegro, Alguacil Mayor de La Inquisición y Alcalde de Caracas, quien dio las mayores y mejores atenciones a María Josefa, manteniéndola en los mejores recintos sociales, y guardándola para emparentarla con un familiar cercano, ya que sus hijos, habían ya sido casados. En tal sentido, apenas cumplidos los trece años, el tutor dispuso el matrimonio de María Josefa, con su sobrino don Pedro Ponte, tanto el Tutor como el sobrino eran poseedores de escasos recursos, así lo manifiesta el testamento de Pedro Ponte fechado en 1776, declarando lo que sigue:

“Que al tiempo y cuando contraje el dicho matrimonio, no tenía caudal ni bienes algunos, y la dicha mujer trajo a él, unas casas en esta ciudad, de la plazoleta del Convento de San Jacinto, una hacienda arboleda de cacao, situada en el valle de San Nicolás, más otra hacienda en el valle de Niaren, más una mina con diferentes esclavos, etc., etc., etc. que me fueron entregados, por el dicho mi tío, como tutor que fue de la dicha mujer”.

Don Pedro Ponte, el sobrino del tutor, y su acaudalada esposa María Josefa, fueron los padres de doña María Petronilla de Ponte y Marín de Narváez, quien se casó con Juan Bolívar, abuelo de Simón Bolívar, cuyos padres fueron Juan Vicente Bolívar, hijo de los anteriores y María Concepción Palacios.

Esa gota del ancestro del Libertador, si bien era apenas perceptible en la apariencia, actitudes, maneras y presencia de éste, su realidad significó el chispazo en el cerebro del Libertador, que dio origen al ansia de libertad añadido a su dedicación y amor a las clases desposeídas, explotadas y finalmente, esclavizadas. La serie de medidas tomadas después de su asilo, o estadía, en Haití, por las conversaciones que mantuvo con el presidente Petion, son fruto de ese chispazo, que concluyó con el decreto de abolición de la esclavitud, y la incorporación en el ejército libertador, de aquellos contingentes pardos, negros, zambos y marginados con Páez, que, en otro momento, hicieron estragos en las filas patriotas, cuando lucharon bajo las banderas realistas, con el español Boves.

Esa gota, añadida a su estirpe española, contribuyó a ciertos rasgos y cualidades, que lo hacían muy superior a cuantos le rodeaban. Para ratificar esta afirmación, transcribimos los escritos del informe del General Pablo Morillo, Generalísimo de los Ejércitos Españoles, Conde de Cartagena, y Márquez de La Puerta, con motivo de la entrevista realizada por éste con Simón Bolívar, el 27 de noviembre de 1820 en la población de Santa Ana, sobre el armisticio realizado entre el ejército realista, llegado de Europa después de las guerras napoleónicas, y el ejército patriota.

Morillo dice sobre Bolívar: “Nada es comparable a la incansable actividad de este caudillo. Su arrojo, y su talento son sus títulos, para mantenerse a la cabeza de la revolución y de la guerra, pero es cierto que tiene, de su noble estirpe española, rasgos y cualidades que le hacen muy superior a cuantos le rodean”.

El autor es Past-Presidente de

la Sociedad Bolivariana de Bolivia.