Los observadores de la Organización de Naciones Unidas (ONU) suspendieron ayer su misión en Siria debido al aumento de la violencia, que dejó al menos medio centenar de muertos en las últimas horas y provocó un llamado de socorro para salvar la vida de centenares de familias acorraladas bajo las bombas en Homs (centro).
“Debido al aumento de la violencia en estos últimos diez días (...) y de los riesgos en que nos encontramos, la misión de los observadores suspende sus actividades”, anunció su responsable, el general Robert Mood, en un comunicado.
Los cerca de 300 observadores presentes en Siria “dejarán de patrullar hasta nueva orden”, añadió, garantizando que la misión se reanudará en cuanto la situación lo permita.