En algún lugar…sólo somos monos

“A no ser que la ciencia esté equivocada por completo, llegamos a la conclusión de que nosotros no somos ángeles caídos, sino antropoides erguidos”.- Ralph Linton.

En algún lugar furtivo, mucho antes del primer capricho genético se registraron los prodigios de la evolución en un código prodigioso; desde entonces, el entorno ha moldeado los rasgos visibles pero la esencia ha permanecido intacta…

El racismo es una variante inesperada de la evolución que apareció en el sinuoso trayecto de la adaptación al entorno y es lamentable que doscientos años de exploración científica no sean suficientes para erradicar los prejuicios ancestrales que inflaman la mente de algunos especímenes; es deplorable que las teorías se desvanezcan ante la actitud de los energúmenos que se adjudican un rango superior y es extremadamente alarmante el resurgimiento de grupos creyentes en la superioridad racial.

Durante un partido de fútbol en Barcelona, cuando Dani Alves se preparaba para un tiro de esquina alguien arrojó un plátano desde las butacas en una vulgar alusión a su origen; el jugador tomó el plátano, lo mordió y lo arrojó antes de ejecutar el tiro; después del partido, Alves declaró que el humor es el mejor antídoto contra el racismo y este incidente provocó la campaña “Todos somos macacos”. Y en esa misma semana y también en el ámbito deportivo, se dieron a conocer las declaraciones racistas de Donald Sterling (dueño de los Clippers de Los Ángeles) en una conversación grabada. La reacción de la National Basketball Association (NBA) fue aplicarle una multa de 2.5 millones de dólares, expulsarlo de por vida y tratar de forzarlo a vender el equipo.

Pero éstos son los incidentes recientes: desde hace años se desencadenó un rechazo a los afroamericanos y sudamericanos en España y en Alemania, grupos neonazis han perpetrado atentados contra las ruinas y vestigios de los campos de concentración con el afán de negar uno de los capítulos más denigrantes de la condición humana. En la unión americana, los rasgos latinos se criminalizan y la migración ilegal se considera un ataque a la seguridad nacional que debe repelerse con una licencia para matar.

¡Sí!… erradicar el racismo implica un esfuerzo colosal, como lo fue el Proyecto Genográfico emprendido por Spencer Wells, genetista y explorador residente de National Geographic, quien recorrió el mundo con su equipo de colaboradores recopilando y analizando 350,000 muestras de ADN; con la participación de la empresa IBM, lograron trazar el árbol genealógico de la humanidad con las rutas migratorias de nuestros ancestros que condujeron invariablemente a un antepasado común que habitó en la sabana africana. Y ¡sí! ese ancestro tenía la piel oscura. El estudio también reveló que la causa de las migraciones fue el drástico cambio climático y que las diferencias superficiales son el resultado de la adaptación al entorno y de patrones culturales o selección artificial.

¡No!... las evidencias científicas no han logrado extirpar de la mente el inexplicable rechazo a las diferencias En estos momentos, me percato del tenue efecto que la ciencia ha provocado en las grandes masas y que la única cruzada que alguna vez debió emprenderse era contra la ignorancia para extender las bendiciones humanizantes de la ciencia a todos los confines del planeta. El futuro de nuestra especie es impensable sin la contribución científica para alimentar a los diez mil millones de humanos que habitarán el planeta en el 2050 pero sobre todo, para modificar la forma en que nos percibimos los unos a los otros. Tal vez, la próxima utopía surja en el abrazo de la ciencia que hermane a la humanidad bajo el código prodigioso de una esencia que ha permanecido intacta…

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