Se confirma:

Salvador Allende no se suicidó



Salvador Guillermo Allende Gossens (1908 – 1973).

En entrevista con Dagoberto Palacios González (55), se reveló que su tío Javier Palacios Ruhmann confesó -en una cena de febrero de 1977- que él remató al presidente Salvador Allende. Esta información es coincidente con otro testimonio entregado a contramano por este general, el que fue publicado en el libro Allende: “Yo no me rendiré”. La investigación histórica y forense que descarta el suicidio (Ceibo, 2013). Allí se detallan las precisas circunstancias en las que se había producido la muerte del presidente Allende.

La versión del sobrino de Palacios también es concordante con un ocultado examen químico forense –de mayo de 2011–que demuestra que Allende recibió un disparo a corta distancia con arma de bajo calibre. Esta revelación forma parte de la nueva edición del citado libro, que pronto aparecerá en Alemania, Francia e Italia.

“En la Universidad me di cuenta de muchas cosas… compañeros que desaparecían. No me gustaban las formas del régimen militar. Ahí me izquierdicé, lo que me significó muchos conflictos con mi familia, hasta que mi padre me echó de la casa porque fui al entierro del cura André Jarlan, que fue asesinado por militares en la Población La Victoria (el 4 de septiembre de 1984). No aguantó… como él trabajaba con generales…”.

Dagoberto recuerda que a fines 1976 o a principios de 1977 su padre comenzó a trabajar en el edificio Diego Portales, que era sede de la Junta Militar de Gobierno. Allí lo llevó el general Carlos Forestier. Dagoberto estima que su progenitor laboró allí hasta 1981, año en que comenzó a trabajar con el fabricante de armas Carlos Cardoen Cornejo. Forestier también se integraría a este equipo.

La confesión

Dagoberto Palacios recuerda que cuando tenía 14 o 15 años su papá comenzó a llevarlo como acompañante a algunas de sus actividades. En su círculo de amigos destacaban el entonces coronel Sergio Badiola, el general Forestier y su primo el general Javier Palacios.

Ellos gustaban de ver partidos de fútbol en el Estadio Nacional y, tras estos, ir a cenar. Uno de sus restoranes predilectos era uno ubicado en calle Cuevas (Santiago Centro) que era propiedad de Omar Palacios, hermano de Fernando. El 18 de febrero de 1977, tras un partido entre la selección de Chile y Flamengo (de Brasil), fueron a comer a ese restorán. Estaban los generales Palacios, Forestier y Badiola; su papá y él.

 “Antes que trajeran la comida, mientras se servían un par de copas de vino, alguien le preguntó a mi tío el general Palacios ‘¿qué pasó con Allende el día del golpe en La Moneda?’. Entonces mi tío nos contó que él le dio un tiro de gracia a Salvador Allende”, reveló Dagoberto Palacios.

Expresa Dagoberto que ese comentario resultó sorpresivo: “Los otros se miraron con cara de decir: ‘Y éste, ¿qué está diciendo?… Se está condenando sólo’”. Dagoberto recuerda que luego llegaron los platos y la conversación quedó hasta allí. Nadie preguntó más, ni Palacios volvió al tema.

El sobrino del general Palacios prosiguió con su relato: “Después que llegamos a casa mi padre me hizo rejurar de por vida que no iba a contar lo que había escuchado. Me dijo: ‘Esto queda guardado, porque tu tienes que cuidar el interés de la familia’. Hay que entender que en esos tiempos importaba mucho el apellido, la familia. Pero después yo entré a la Universidad y me di cuenta que las cosas eran totalmente diferentes”.

Dagoberto Palacios afirma que a mucha gente le contó esto, pero que muchos no creyeron o no pudieron hacer nada. “Pero bueno, hay cosas que se creen y otras que no se creen”, expresó.

Suicidio imposible

El testimonio de Dagoberto Palacios no ahonda en detalles que fijen el contexto en que se produjo la muerte de Salvador Allende. Pero es una pieza clave del puzzle en que se ha convertido el Caso Allende, el que fue cerrado ‘definitivamente’ por la Justicia de Chile en enero de este año, luego que la Corte Suprema ratificara la sentencia del ministro [juez] Mario Carroza (de septiembre de 2012) quien determinó que Allende se suicidó, tras rendirse.

El fallo de la Corte Suprema contó con el voto de minoría del ministro Hugo Dolmestch –considerado el mejor penalista del máximo tribunal– quien en su fundamentación hizo ver que el cráneo de Allende tenía dos disparos hechos con dos armas distintas, manifestando que ese antecedentes hace inverosímil el suicidio.

Según resolución de la Corte Suprema –número 5778-13–, Dolmetsch argumentó que la investigación sumarial de la causa no logró “resolver la discordancia que surge del análisis de los informes periciales realizados”.

Explicó: “Los hallazgos descritos en el Protocolo de Autopsia número 2449-73 establecieron la existencia de un orificio de salida en la zona posterior de la bóveda craneana del expresidente, incompatible con la destrucción causada por el impacto supuestamente autoinferido con un fusil de guerra, lo que refuerza la tesis de la ocurrencia de a lo menos dos impactos de bala penetrantes en el cráneo, uno provocado presuntamente por un arma de mediana o baja velocidad y otro de fuente distinta, pudiendo corresponder a proyectiles y armas diferentes, circunstancia que no descarta la intervención de terceros”.

El ministro Dolmestch cerró su razonamiento expresando que “no resulta aconsejable cerrar para siempre el proceso, desde que tal vez a futuro bien podrían aparecer nuevos antecedentes que despejen sus actuales dudas”.

Es altamente valioso el hecho que este juez mencionara el orificio de salida de bala presente en la parte posterior derecha de la bóveda craneana del presidente Allende, que fuera descrito en la autopsia de 1973, el que claramente tuvo un origen distinto al disparo de fusil que provocó estallido de cráneo.

Tanto o más significativo es el hecho que Dolmetsch validara el Informe Químico N° 261 realizado, en mayo de 2011, por el perito Leonel Liberona Tobar. Este informaba que la zona periorbitaria del ojo izquierdo de Allende tenía claras evidencias de haber recibido un disparo.

Este herida de entrada de bala –que dadas sus características tuvo que ser provocada con arma corta y a corta distancia- fue revelada en el libro Allende: “Yo no me rendiré. La investigación histórica y forense que descarta el suicidio, que se escribió con el médico forense Luis Ravanal.

En sus conclusiones el Informe Químico de Liberona Tobar, señala: “En la muestra No. 3 (situada en la zona de la frente) se constató la presencia de plomo, bario y antimonio, cuyas concentraciones son compatibles con un orificio de entrada de proyectil balístico generado a corta distancia”. El peritaje fue realizado el 27 de mayo de 2011, cuatro días después de que se exhumaran los restos del mandatario socialista por orden del juez Mario Carroza, quien instruye el caso Allende. La Haine

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