“Antimachismo” enfoque electoral 2014



Afiche, reclamando un “programa político para las mujeres”.
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El “machismo”, derivado del concepto macho, no solo es cuestión de género masculino sino y en particular, de tradición y de culturas. De culturas porque, en todos los puntos cardinales del planeta Tierra, está presente y en ocasiones, cultivado sin saberlo, por el sexo opuesto.

En el caso boliviano, hoy nos ocupa el “antimachismo” que la habilidad y oportunidad han transformado en una poderosa herramienta política actual.

Los candidatos de la oposición y del oficialismo, sobre todo con las actuales leyes en vigencia, consienten paridad de género, abren las puertas de sus tiendas políticas para que la mujer ocupe un lugar de liderazgo, pese a las pequeñas sublevaciones machistas que, poco antes del proceso pre-electoral trataban de impedir el acceso de postulantes mujeres a las listas de los partidos políticos, norma que debían cumplir ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE).

El dedo acusador condenó a varios “machistas” al escarnio público pero, hasta la fecha, ninguno de ellos ni renunció ni fue apartado de la lista de candidatos. Al contrario, las jefaturas partidarias, además de perdonarlos, apoyan esas postulaciones, de manera que, quienes permiten el machismo, en el fondo, son machistas.

El machismo, como todo en la vida, tiene sus niveles. El machista que atenta contra la vida de su pareja, comete feminicidio; el que pega a su conyugue de sano o con la cabeza alterada por las copas es machista con un pie en el feminicidio; el que abusa de su pareja por cualquier motivo es un machista cuyos genes así lo ordenan y es muy difícil que cambie de actitud.

Entre decenas de especialidades machistas, también está el machista paternalista que saca a relucir su visión protectora respecto a la mujer. Esta casilla, la ocupan casi todos los políticos en carrera electoral.

Piensan, suponemos “por cuestión de género vaya y pase”. Entonces surge la admisión de candidatas a la vicepresidencia pero, ¡de ninguna manera la presidencia!

Pues bien, la guerra al machismo, por obra y gracia de la pugna electoral, es hasta cierto punto, una cuestión ideológica que pretende borrar lo imposible: la existencia del machismo en la sociedad boliviana.

Varias entidades femeninas, ahora vistas como voto potencial, exigen la renuncia de Samuel Doria Medina, de Jaime Navarro, de Ciro Zabala y de varios intocables.

Sin lugar a duda, las corrientes partidarias han encontrado un nuevo filón del voto, al captar el descontento de las mujeres que claman justicia contra los políticos-machistas.

A no olvidar que el enfoque antimachista en el proceso electoral boliviano es de coyuntura y dudamos que sobreviva después del 12 de octubre.

(Clovis Díaz)

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