Es increíble cómo el único proyecto de industrialización del gas está en un callejón sin salida: Bulo-Bulo se ha convertido en “empresa de lo imposible” porque todo a su alrededor fracasa. Hace meses una empresa coreana, recomendada y traída por Samsung, abandonó totalmente el proyecto anunciando que “estaba en quiebra” y despidiendo a más de 350 trabajadores.
Hace poco, la empresa China Railway, tuvo la misma conducta porque renunció al contrato para construir un tramo del ferrocarril que debía unir Bulo-Bulo con Montero. Esta segunda deserción muestra al país en forma negativa, especialmente si no hay las explicaciones correctas sobre ambos abandonos.
Por otra parte, el proyecto Bulo-Bulo iba a costar 860 millones de dólares, monto que podría elevarse a 1.100 millones de dólares. Por otra parte, lo que iba a cobrar la China Railway eran 84 millones de dólares con la explicación última de que “por cambios en el diseño” el costo subiría a 180 millones de dólares.
Se trata, pues, de un proyecto en el que se baraja montos de todo tipo. También se sostiene que la empresa china “perdería 100 millones por la boleta de garantía”; en fin, el caso muestra situaciones muy complejas que requieren explicaciones claras, precisas y contundentes porque, de otro modo, la seriedad y prestigio del país quedarán en un oscurantismo inconveniente.
El caso Bulo-Bulo ha dado lugar a la información de que los trabajos estarían “avanzados en un 62%” y, lo contrario, de que “recién hay avances en los inicios”. Lo cierto es que se pensó en la industrialización del gas con el proyecto llamado Bulo-Bulo, siendo ubicado en el lugar menos conveniente, alejado de las fuentes productoras de gas, lejos de los mercados de exportación y, además, las instalaciones serían construidas en terrenos no convenientes porque contienen mucha agua.
Según todo lo proyectado, la planta entraría en producción recién a mediados del año 2016, cuando los precios internacionales de la urea estén en su más baja cotización. Examinar otras situaciones daría para largo análisis; pero, en todo caso, que se sepa, hasta ahora no hay explicación alguna sobre los hechos.
Industrializar el gas, así como hacerlo con el hierro del Mutún y muchos otros productos que exportamos como simple materia prima, especialmente minerales, debería ser prioridad de cualquier gestión de gobierno, especialmente cuando se cuenta con altos ingresos por la exportación de gas realizada con cotizaciones muy altas del mercado internacional.
El Gobierno, por su propia responsabilidad y conveniencia, debería explicar todo el caso; de otro modo, se corre el riesgo hasta de comprometer la seriedad del país, especialmente ante posibles inversionistas que, a más de pedir garantías jurídicas, exigen mucha seriedad y responsabilidad en los negocios.
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