El Manneken - Pis



El Manneken - Pis (en neerlandés; ‘niño que orina’).
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En el corazón de la antiquísima ciu-dad de Bruselas (Bélgica), en el cruce de la Rue de L’ Tuve y la Rue de Chêne, se levanta entre dos grupos de viejas casonas, una bella fuente de agua, en cuyo alto se encuentra una pequeña estatua de bronce, de 61 cm de alto, y que representa en tamaño natural, a un niño desnudo de unos tres años de edad orinando dentro del cuenco de la fuente y cuyo fluido mantiene el nivel del agua.

Esta figura ha permanecido por siglos en el lugar y ha despertado en los estudiosos reconstruir el misterioso origen de esta emblemática fuente, ya que se constituyó en una de las principales atracciones turísticas de la ciudad.

ACERCA DE SU ORIGEN

De acuerdo a la tradición popular y en los archivos del Museo Comunal de Bruselas, se menciona seis leyendas –la ma-yoría ficticia– fantasías e imaginarias de los que las forjaron. Hé aquí alguna de estas versiones:

• En el siglo XIV, Bruselas llevaba bastante tiempo sitiada por una potencia extranjera. Los atacantes idearon un plan para colocar cargas explosivas en las murallas y sucedió algo inaudito: Un niño llamado Juliaanske les estaba espiando y salvó a su ciudad porque orinó sobre la mecha encendida.

• La otra historia que se cuenta a los turis-tas es la siguiente: Un rico comerciante que visitaba la ciudad en familia perdió a su hijo pequeño y se organizaron unos grupos de búsqueda. El niño fue encon-trado riendo y orinando en un pequeño jardín, por lo que el padre decidió ayudar a la construcción de una fuente, en la parte superior estaría la réplica de su hijo orinando.

• En 1142, tras el repentino fallecimiento del Duque Godofredo II, el hijo que apenas contaba dos años de edad, vino a ser Go-dofredo III, bajo la tutela de la madre Lud-garda y un consejero de regencia. Dos de sus súbditos, Gautier de Mechelen y Gerardo Grimberghe se alzaron en armas pa-ra sacudir el yugo del vasallaje. Ante este drama, el Consejo de Regencia pidió ayuda a Thierry de Alsacia, Conde de Flandes (1128 - 1168) quien envió un ejército de unos 7.000 hombres para reforzar las tropas del joven monarca.

Luego de un desfile militar en presencia del niño que la madre tenía en brazos, el Sr, Gaebeck, consejero de la duquesa, su-girió que el niño estuviera presente en la batalla para influir en el ánimo de las tro-pas. Así se hizo, la cuna fue colgada de las ramas bajas de un roble, con el estandarte de Brabante desplegado a los aires, mien-tras se desarrollaba el combate en un cam-po llamado Ransbeek, cerca de Valverde, a 15 kilómetros de Bruselas.

La lucha duró tres días, durante la cual la victoria no favorecía a ninguno de los bandos, por fin, al recibirse refuerzos en-viados por el Conde de Alost (Alost, 24 kms al oeste de Bruselas) el enemigo fue vencido.

Durante el fragor de la batalla los solda-dos del pequeño duque habían observado que el niño se erguía de cuando en cuando y de cara al enemigo se ponía a orinar, este acto inocente, tan natural en un niño de su edad fue interpretado como un buen augurio. Entonces los com-batientes determinaron le-vantar un monumento que con-memorara simultámente el victorioso combate como el acto del pequeño duque.

Escultores anónimos se devanaron las mentes para construir y ornamentar las fuentes y cumplir con estos requerimientos.

El primero de los esculto-res decoró su fuente con tres rostros de sátiros, cada uno de ellos echaba agua por la boca. El segundo cinceló tres delicadas formas de mujer, de cuyos pezones brotaban chorros de agua.

Existe una versión, aunque no confirmada su autenticidad histórica de la existencia de una estatua bastante anti-gua que llegó a reemplazar a las Tres Gracias, representaba una muchacha en cuclillas orinando un chorro de agua.

El tercero de los esculto-res, y la única obra que se conserva en la actualidad (por lo menos una copia de la fuente), ya que la original, según se dice, fue robada o destruida, escogió el modelo de un niño en el acto de orinar, en alusión al pequeño duque Godo-fredo III de Lovaina que había presenciado la victoriosa batalla de 1142.

Al principio la fuente llevó el nombre Juliaankensbron (La Fuente del Pequeño Julián). Posteriormente, como el nombre no tenía nada que ver con los hechos his-tóricos, se le cambió por el de Manneken-Pis. Las otras dos fuentes citadas más abajo no existen ya.

El roble de cuyas ramas colgaba la cuna con el niño también fue arrancado y trasladado al pueblo (de ahí el nombre de Rue du Chêne –Calle del Roble). La famo-sa fuente una vez concluida y aprobada, quedó ubicada en la intersección de las dos vías más importantes de la ciudad.

MANNEKEN - PIS SUFRIÓ ROBOS

La estatua labrada en piedra al principio y plantada sobre una fuente de agua, fue robada en diferentes ocasiones, hasta que en 1619 fue reemplazada por una estatuilla de bronce hecha por el escultor barroco franco-flamenco Jerôme Duquesnoy el Viejo, que la situó sobre una columna ta-llada por Daniel Raessens, siendo sustitui-da por el actual nicho en estilo rococó, en 1770.

En 1817 un ex-presidiario llamado Lycas, quien, aún estando en libertad, se sintió despreciado por la comunidad belga, y en venganza, se robó la pequeña estatua. Este atentado al ornato público causó una verdadera revuelta popular, y para aplacar los ánimos, se inición una intensa búsqueda hasta dar con el ladrón que fue expuesto a la picota pública por todo un día frente a la Casa Consistorial.

La estatua actual es una reproducción de la original, que unos vándalos robaron allá por los años 1960. Recuperado tiempo después gracias a la campaña mediática que desplegó la prensa, y gracias también a estos hechos la estatuilla adquirió fama universal.

CURIOSIDADES EN TORNO A LA ESTATUA

Es tradición en la ciudad y en fechas festivas disfrazar con diferentes atuendos a la pequeña estatua, seguido de un pro-grama especial en el que no falta una ban-da de música. Antiguamente, el chorro de agua del Manneken - Pis era sustituido con motivo de las fiestas bruselenses que du-raban dos días, por vino y cerveza que el niño orinaba y los concurrentes bebían en medio de la algarabía general.

Desde mediados de los años 1990, el Manneken tiene una equivalente femeni-na, la Jeanneke Pis.

Un souvenir popular de Bruselas son miniaturas en chocolate o metal. También se venden reproducciones de la estatua en las que sale un chorro de licor impulsado por una pequeña bomba accionada por un mecanismo eléctrico.

 
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