¿Teleférico o PumaKatari?

Durante las últimas semanas se ha puesto a la población paceña ante la disyuntiva de teleférico o Pumakatari; esto no es una elección o un sorteo, se trata del sistema de transporte público de la ciudad de La Paz, o mejor dicho del área metropolitana conformada por las ciudades de La Paz y El Alto, y por tanto de sus alternativas de movilidad urbana.

Este tema no se resuelve por imposición de quién habla más fuerte o golpea más duro, o de quién consigue más apoyo de los sectores sociales o grupos de la población, es un tema predominantemente técnico y económico, de interés general de la ciudadanía y sus autoridades.

Evidentemente es una decisión política, de política pública quiero decir, no de política partidaria, y es un tema altamente sensible, técnico y socioeconómico.

En los tiempos actuales, efectivamente, un sistema de transporte público urbano puede y debe estar conformado por varios modos y tecnologías de manera integrada y concurrente, donde cada modo ocupa un lugar definido y cumple funciones concretas, con el objetivo de satisfacer la demanda de viajes de toda la población.

Decimos que es un tema técnico y económico, puesto que la decisión sobre uno u otro modo de transporte debe procurar satisfacer la demanda o parte de ella, con el menor costo económico y social posible.

Veamos un poco. De las experiencias a nivel mundial se conoce que modos masivos de alta capacidad, como son el tren de alta velocidad o el metro, pueden transportar entre 30 mil y 80 mil pasajeros por hora, que los costos de inversión varían entre 70 y 200 millones de dólares por kilómetro. Luego vienen los modos de mediana capacidad, entre los que se encuentran los trenes urbanos ligeros, monorrieles, tranvías y teleféricos, que con una inversión de entre 15 y 45 millones de dólares por kilómetro pueden transportar entre 8 y 20 mil pasajeros por hora. Por último, están los sistemas basados en buses articulados de gran capacidad, que concebidos como un sistema denominado Bus Rapid Transit (BRT por sus siglas en inglés) y que es el gran invento latinoamericano de las últimas décadas, pueden transportar entre 5 y 48 mil pasajeros por hora con una inversión de entre 2 y 7 millones de dólares por kilómetro.

Como se puede ver, la diferencia es clarísima, un sistema basado en buses de alta capacidad (BRT) transporta más pasajeros que muchos metros en el mundo con un costo mucho menor al 10% de éstos últimos, y mucho más personas que los modos de mediana capacidad (como el teleférico) con una inversión menor en un 20% aproximadamente.

En cuanto a los proyectos desarrollados en La Paz, el teleférico en su primera fase de tres líneas tiene 11 Km de longitud y ha costado un total de 245 millones de dólares, vale decir unos 22 millones de dólares el Km (uno de los más caros del mundo) y, por otro lado, el PumaKatari, también con tres líneas, ha tenido una inversión de 11 millones de dólares (buses, paradas y personal); con estas inversiones, entre ambos no cubren ni siquiera un 5% de la demanda de viajes del área metropolitana que asciende a más de 2 millones de viajes al día.

La Paz, cuenta con los estudios básicos de un sistema de BRT, realizado durante la segunda gestión del alcalde Juan del Granado, estudios en los cuales no sólo se demuestra su factibilidad técnica, económica, social y ambiental, sino que con una inversión de unos 150 millones se pueden construir unos 40 km de vías exclusivas entre ambas ciudades, para este sistema que absorbería aproximadamente un 25% de la demanda de viajes de la metrópoli paceña. A éste, se puede integrar líneas de teleférico como alimentadoras, tales como las que vinculan El Alto con La Paz, o las que vinculen algunas laderas, salvando grandes pendientes u otros accidentes geográficos (ríos, quebradas, etc.), donde la vialidad es muy complicada por la topografía de nuestra ciudad.

Ni teleférico ni Pumakatari, la población paceña debe exigir a sus autoridades, un sistema de transporte público urbano, digno, eficiente y sostenible, en el cual se integran diversos modos, al menos costo económico, social y ambiental.

El autor es Ingeniero, experto en transporte y municipalista.