La mentira tiene patas cortas

“Bolivia tergiversa la historia”, manifestó Felipe Bulnes, agente de Chile, ante la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya (EL DIARIO, 21 de octubre de 2015).

No es la primera vez que Chile ha recurrido a la patraña con el ánimo de confundir a la opinión pública mundial en el tema marítimo. Siempre lo hizo, en dictadura o democracia, con Pinochet o Bachelet, a fin de descalificar la causa boliviana. Con esta actitud ha respaldado, asimismo, sus intereses expansionistas, en la región.

En consecuencia los únicos que tergiversaron la historia son los chilenos. He aquí pruebas: “En el curso del presente año (1963) han aparecido dos nuevas publicaciones, “Chile y Bolivia” de Jaime Eyzaguirre, viejo profesor de historia, que afirma que “Bolivia nace sin puerto”, y “Chile y Bolivia definen sus fronteras”, de Conrado Ríos Gallardo, enemigo encarnizado de nuestra Patria, en la que se alega con el mayor desparpajo que “desde el despertar de Bolivia en el ancho altiplano, en el interior mismo del Hemisferio sur, se iniciaron los conflictos con Chile y también con el Perú, porque habiendo nacido, como tantas otras naciones, sin el atributo del mar a sus pies, ambicionó salir a ese océano desconocido para ella, y en esta pugna hubo de chocar con sus limítrofes del Pacífico”, sostiene Mario R. Gutiérrez en su libro “¿Soberanía o entreguismo? - Moderna política conquistadora de Chile-“, editado en 1973, página 139.

Chile, por lo visto, no sólo ha tergiversado la historia sino que ha inventado un argumento falaz, en sentido de que Bolivia habría surgido a la vida republicana e independiente sin una salida al Pacífico. Una estrategia perversa que tiende a perpetuar el encierro geográfico boliviano. Con ese maldito accionar busca, por todos los medios, preservar aquello que nos arrebató en 1879.

Ha señalado, inclusive, que hubo guerra el 79, mentira, lo que hubo es una cobarde invasión a territorio patrio, que nos provocó el centenario enclaustramiento.

Las fuerzas militares ocuparon, previamente, el Litoral boliviano y posteriormente la oligarquía chilena, en connivencia con el poder económico inglés, se entregó a la tarea de saquear y devastar toda la riqueza existente en ese jirón patrio. Hecho que se registró a partir de 1879 del siglo XIX a la fecha.

“Chile, aunque su ejército es bueno, y su flota la mejor de la América latina, es un país pobre, y está algo aislado”, ha escrito, hace aproximadamente 70 años, John Gunther, en su libro “El drama de América latina”, publicado en 1943, página 254. Parece que situación similar atraviesa hoy el vecino a raíz de la demanda marítima boliviana planteada en La Haya. Ciertamente que este tema le ha creado más de un anticuerpo y por consiguiente lo ha aislado en el contexto de la comunidad internacional. Se siente solo y se limita a rasgar sus vestiduras.

Consecuentemente, Bulnes, con esa falaz versión, no hizo otra cosa que lastimar la dignidad de la nación boliviana, que fue encerrada entre sus cordilleras, precisamente por el expansionismo anglo – chileno, cuyos ojos estuvieron fijos en los recursos naturales, renovables y no renovables, de nuestro territorio costero.

En suma: Chile debe recordar que “la mentira tiene patas cortas”, como señala el dicho popular.