Funeral en Puerto Vallarta

Último adiós al Profesor Jirafales

• Familiares y amigos, en medio de ovaciones, despidieron al actor mexicano Rubén Aguirre


La muerte del actor mexicano Rubén Aguirre dejó a la vecindad del Chavo del 8 sin su ilustre Profesor Jirafales.
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Puerto Vallarta, México.- En medio de ovaciones el féretro de Rubén Aguirre salió, pasado el mediodía, de la funeraria para ser trasladado por las calles del Puerto Vallarta, rumbo al malecón. La viuda y toda su familia acompañaron a Rubén Aguirre, que dio vida al Profesor Jirafales.

Entre los amigos que llegaron para despedirle estaba, el actor Edgar Vivar, que realizó el personaje del Ñoño y el Señor Barriga en la serie “El Chavo del 8”.

La familia decidió que los restos se quedarán en Puerto Vallarta debido a que ese lugar acogió al actor en sus últimos nueve años de vida, de acuerdo con Milenio.com.

AUSENCIA DE “LA CHILINDRINA”

Aunque en un principio no creyó la muerte de Rubén Aguirre, María Antonieta de las Nieves, aseguró sentirse muy triste al darse cuenta que era cierto el deceso de su excompañero.

A pesar que recordó que el Profesor Jirafales fue con quien más compartió, ya que colaboraron en proyectos distintos antes y después de “El Chavo del 8”, De las Nieves reveló que tenía tiempo sin hablar con él. “Desde que empezó la bronca con Televisa y ‘Chespirito’ siempre hubo dos bandos. Ellos (Aguirre y Edgar Vivar) apoyaron a Televisa y a “Chespirito”, entonces nos dejamos de hablar”, confirmó en entrevista para el programa de Javier Poza en Radio Fórmula, aunque aclaró que si se hubieran encontrado, él le “hubiera hablado con la verdad”.

Informó que por motivos de su gira de despedida no iría a Puerto Vallarta para asistir al funeral del recordado Profesor Jirafales.

La Chilindrina aceptó que al darse cuenta sobre la muerte del actor fue algo muy difícil. “Yo sabía que estaba enfermo, pero a todos nos matan a cada rato los medios”, le dijo al comunicador.

De las Nieves rememoró que Rubén Aguirre era más simpático en persona que en escena y narró que la diferencia de estatura entre ambos solía ser motivo de diversión: “Durante las giras él (que medía poco menos de dos metros) me abrazaba de la cabeza y yo lo abrazaba de las ‘pompis”.

“Aunque no teníamos llamado, él nos caía en la casa a la hora que fuera y mi hija lo atendía como rey. Se quedaba toda la tarde y se tomaba su copita de tequila y su botanita, platicábamos y nos acabábamos el mundo”, recordó.

CARLOS VILLAGRÁN (KIKO)

Rubén Aguirre fue “un hombre sensacional y un gran amigo que ahora impartirá clases en su escuelita del cielo”, expresó Carlos Villagrán (actor y humorista mexicano) tras la muerte del reconocido actor.

“Estoy triste por su muerte. Fueron muchos años de amistad, muchos programas juntos, muchos recuerdos que ahora vienen a mi mente como cascada. Es un día difícil, pero sé que ahora pondrá su escuelita allá arriba y tendrá como alumnos a todos mis compañeros que ya se han ido”, añadió.

En entrevista telefónica con Notimex desde la ciudad de Querétaro, el entrañable Kiko, de la vecindad del “Chavo del 8”, compartió que hace tiempo convivieron en una fiesta en la que Rubén Aguirre le presentó a Roberto Gómez Bolaños (Chespirito).

“Pero lo hizo de una forma muy chistosa. Como era muy alto, subió una pierna a un banco, yo me senté arriba de ella e hicimos un show tipo ventrílocuo. Nos atacamos de la risa y a partir de ese momento Roberto nos contrató para grabar una serie de programas”, platicó.

ANTIGUA AMISTAD

Se conocieron mucho antes de “El Chavo del 8”, “El Chapulín Colorado” o las películas de “El Chanfle”.

“Estuvimos en un programa que se llamó ‘El club de los millonarios’. Fue como en 1969 o 1970 y era de concursos en el que participaban los niños que eran millonarios en salud, en alegría e ilusiones. Lo producía el cubano Sergio Peña”, recordó.

Aunque a través del tiempo han fallecido otros actores del elenco de “El Chavo del 8”, como Ramón Valdés, Angelines Fernández y Raúl ‘Chato’ Padilla, temió que tras la muerte, hace año y medio, de Roberto Gómez Bolaños “Chespirito” y ahora de Rubén Aguirre, se suscite una nueva ola de pérdidas.

“La vecindad poco a poco se va yendo al cielo. Aunque es la ley de la vida, siempre es muy doloroso. Me quedo con los grandes recuerdos que vivimos juntos a través de tantos programas. Nos divertíamos muchísimo, eran risas interminables a diario, todos fuimos una gran familia”, destacó.

SALUDOS DESDE BOLIVIA

Debido a que Carlos Villagrán se encontraba en Sudamérica en los últimos días, no tuvo oportunidad de viajar a Puerto Vallarta, Jalisco, para visitar a Rubén Aguirre cuando estuvo delicado de salud.

No obstante, a través de llamadas telefónicas con su hija Verónica Aguirre se mantuvo al pendiente de su evolución y le envió un emotivo video que lo hizo llorar.

“Estábamos separados en cuestión de kilómetros, mas no de amistad. Desde Bolivia le mandé un mensaje en video diciéndole todas las cosas hermosas que me brotaron del corazón. Le dije que se iba a mejorar, que luchara y lo tomó a bien, pues creo que llegó a las lágrimas y eso me dio mucho gusto”.

A Rubén Aguirre, dijo, se le debe recordar como “un buen actor y excelente ser humano”.

“Todos estaremos siempre agradecidos con el público, pues sin permiso nos metimos a sus hogares durante muchos años, y a la fecha siguen pendientes de nosotros demostrándonos su cariño y admiración”, concluyó.

ENTRE LOS FAVORITOS

El Profesor Jirafales tenía dos particularidades entrañables que lo convertían en uno de los personajes favoritos de la serie de televisión mexicana “El Chavo del 8”: era maestro y un eterno enamorado.

Y a partir de esas dos características surgieron las frases más inolvidables de un personaje querido que entretuvo a millones de niños -y adultos- de América Latina durante casi una década.

“¡TA, TAA, TAA!” era el grito que se le escapaba cada vez que perdía la paciencia y ya no podía controlar a los niños como Kiko, el Chavo, la Chilindrina, Godines y Ñoño, los alumnos que asistían a la escuela donde él enseñaba y donde no dudaban en llamarlo “maestro longaniza” por su generoso 1,96 de estatura.

Y ese “¡TA, TAA, TAA!” también se replicaba en sus intercambios con los otros personajes de la serie, que siempre terminaban por colmar la paciencia del Jirafales.

Pero como todo buen maestro, siempre insistía no sólo en enseñar cómo sumar o cómo apreciar El Quijote de la Mancha, sino cómo respetar al otro: siempre fue un buen intermediario en las peleas dentro de la vecindad del Chavo.

Vecindad donde vivía su gran amor: Doña Florinda, la madre de Kiko y el azote de Don Ramón. Apenas estos dos personajes se encontraban, el romance llenaba el aire de la serie.

Tal vez por eso la muerte de Rubén Aguirre se sienta tanto: porque ya no quedan caballeros como él. Ni maestros legendarios, aunque sólo sea en la ficción. (Agencias y BBC Mundo)

 
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