La desviación de aguas del río Mauri

Teodoro Salluco Sirpa

A principios del Siglo XX, la oligarquía chilena no se contentó con la apropiación de la costa marítima boliviana, sino que se interesó también en recursos hídricos existentes en el sur-este de nuestro territorio. Eso sucedió con el río Mauri, del cual Chile se aprovechó, desviando arbitrariamente sus aguas en beneficio suyo, en perjuicio del desarrollo de la región sureña del Departamento de La Paz.

Según información en periódicos de la época, desde 1915 la diplomacia chilena, sin consenso con nuestro país, desvió las aguas del río Mauri desde la frontera con Bolivia para concesionar a la “Compañía Industrial y Azucarera de Tacna”. Esta captación de agua por medio de un canal, poseía una capacidad de 3000 litros por segundo; esta cantidad desviada según la posición chilena no significó nada en comparación con 8.000 litros por segundo que contenía el río Mauri hasta arribar a la frontera y 34.000 litros (en m3) hasta desembocar al río Desaguadero.

Al percatarse del desvío ilegal del río referido, el canciller boliviano Alberto Gutiérrez envió una nota, el 10 de junio de 1921, al señor Emilio Rodríguez, encargado de Negocios de Chile, residenciado en La Paz, manifestando que el desvío artificial del río disminuyó el caudal que fluía al Desaguadero, lo cual ocasionó un daño al interés de la Nación. Además, argumentó que el río se consideró como un río internacional, por ello debe existir una participación común en el aprovechamiento de esas aguas.

Respecto a cuestionamientos establecidos por la cancillería boliviana, la legación chilena respondió que el río en cuestión no fue un caudal con volumen constante desde su origen hasta la desembocadura en el río Desaguadero, sino que éste al inicio se nutría desde las cumbres nevadas del territorio peruano, del cual se conformó una pequeña arteria con una capacidad de 800 litros por segundo. Así el río Mauri de manera gradual con varios afluentes y ríos ramales se convirtió en un corriente caudalosa, de una capacidad de 32.000 litros por segundo, con una profundidad de 0.54 cm y en épocas de lluvias ésta llegaba a tener hasta 4 m. Asimismo expresó que la topografía del terreno no permitió el mayor aprovechamiento de las aguas, por lo tanto no se ofendió a los intereses de Bolivia.

El canciller boliviano, preocupado y descontento por la respuesta chilena, envió otra nota al representante de ese país en agosto del mismo año, exigiendo la descripción geográfica de cómo el río Mauri se constituyó en el territorio peruano y, a su vez, la explicación en torno a la construcción de un acueducto, porque ella ocasionó una reducción definitiva del caudal que desemboca en el río Desaguadero y además, los perjuicios a la región agrícola.

Ante la permanente insistencia boliviana, la diplomacia chilena respondió con dos argumentos: a) la desviación de las aguas del Mauri fue insignificante, por tanto no perjudicó a la agricultura y ganadería de la provincia Pacajes y mucho menos la navegabilidad del río Desaguadero y b) el Mauri no fue considerado como un río internacional, pues Chile en su legítimo derecho puede aprovechar las aguas del dicho río, porque no por el mero hecho de que una corriente lleve sus aguas a otro país, se limitase al derecho de beneficiarse de esas aguas, y con mayor razón, si éste proviene de algunos afluentes del territorio chileno.

El Gobierno de Bolivia para subsanar esta problemática lacerante con Chile conformó una comisión a la cabeza de José Aguirre Achá y dos ingenieros, para luego presentar una nota oficial a la cancillería chilena notificando que el Gobierno boliviano nombró una comisión técnica para que estudie y elabore un informe referido al desvió del río Mauri. Lamentablemente, en Santiago se anunció como respuesta a la nota que la cancillería chilena no aceptó la comisión técnica de Bolivia. Esta respuesta negativa resultó como una gran sorpresa para el pueblo boliviano en la época, ya que tuvieron que deplorar la actitud de la diplomacia chilena.

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