Cómo convertir lo negativo en positivo

El poder detectar o poder darnos cuenta de nuestros pensamientos negativos o de nuestros conceptos negativos más destructivos que tenemos en nuestra consciencia o en nuestra memoria es crucial.

Los pensamientos son representaciones de lo que consideramos nuestra realidad y cuando dichos pensamientos son negativos solo nos producen dolor, molestia e incomodidad.

Nuestra realidad o la realidad existe y por supuesto que está cambiando y que seguirá cambiando, pero el concepto que tengamos de ella, por muy desagradable que sea, será el concepto que nos haga sentir mal si es negativo y bien si es positivo.

Cuando asumimos que todas las cosas que nos pasan en la vida son una bendición, esa asunción debe estar acompañada de un reconocimiento escrito para conseguir que los pensamientos o conceptos negativos que nos causan dolor e infelicidad puedan polarizarse o convertirse en pensamientos positivos que no tienen por qué coincidir con la realidad negativa que describen.

Las situaciones negativas con mucha frecuencia tienen muchas lecciones para el futuro de las personas y en vez de sufrir por los conceptos negativos, podemos simplemente usar un pensamiento complementario para que esos conceptos negativos se vuelvan positivos.

Voy a pedirle querido amigo o querida amiga que busque en su memoria el concepto más negativo que tenga de cualquier personaje de la historia o de su historia personal. Una vez que tenga en su mente su concepto negativo, proceda escribirlo, seguidamente añada estas palabras: “y esto también había sido una bendición”.

Debemos recordar que estamos polarizando el pensamiento, el concepto que es una representación de la idea y no la realidad misma y de esta manera, podemos polarizar todos los pensamientos negativos que nos causan daño y sufrimiento y convertirlos en pensamientos positivos, constructivos e inofensivos.

Esta técnica aparentemente sencilla tiene un poder increíble para enseñarnos a reconocer nuestros conceptos negativos y también nos enseña a volverlos positivos con el simple recurso de añadirles unas cuantas palabras y después de ello, sólo se debe proceder a repetir veinte veces cada concepto o las veces que hiciera falta hasta que se produzca el cambio de negativo a positivo y los resultados como siempre suelen ser profundos y sensacionales.