La contaminación, un problema mundial creciente

Yuri Mirko Ríos Madariaga

Durante millones de años la naturaleza ingenió mecanismos para crear ciclos, absorber y adaptarse a los productos que generan todos los seres vivos sin perjuicio del medio ambiente. La aparición del hombre sobre la faz de la Tierra implicó la alteración de este equilibrio biológico natural, y más en esta época de chimeneas industriales y de consumismo extremo.

El problema radica en que el hombre y su civilización producen en la actualidad tantos desechos que la naturaleza carece de la capacidad para asimilarlos todos en poco tiempo o simplemente no los asimila. Esto genera serias alteraciones en el medio ambiente, se modifican los ciclos biológicos y muchas formas de vida son llevadas a la inminente extinción.

Si bien el avance de la civilización sometió parcialmente a la naturaleza, exploró las profundidades marinas y las cumbres más altas, a cambio llenó el suelo, la atmósfera y el agua de productos no degradables, acrecentó la cantidad de los ya existentes hasta márgenes insospechados. Muchos de estos productos son peligrosos e incluso mortales. El humo de las fábricas y de los medios de transporte, los vertidos a los ríos y los mares, así como las sustancias extrañas que absorbe el suelo son solo algunos ejemplos.

De todos los productos de desecho que el hombre genera, una gran parte procede de las múltiples industrias y de las centrales energéticas (nucleares). En estos lugares se emplea ingente cantidad de combustible extraído de las entrañas de la tierra (carbón, petróleo y uranio).

Por otro lado, las partículas de humo que derivan por la utilización de combustibles orgánicos se quedan en suspensión y son arrastradas por el viento hasta otros lugares, en ocasiones a decenas de kilómetros de distancia. Existen sustancias que sufren cambios químicos cuando se liberan en la atmósfera. El dióxido de azufre que emiten ciertas industrias se combina en el aire con el agua de la evaporación y se transforma en ácido sulfúrico que cae en forma de lluvia ácida, ésta contamina los ríos y quema la vida de regiones extensas.

Asimismo, las industrias no solo contaminan con lo que queman. El agua que utilizan para sus actividades la toman en muchos casos directamente de los ríos, la intoxican con infinidad de residuos y la devuelven a la corriente como trágico epílogo para la vida que alberga. Finalmente los ríos descargan gran parte de estos residuos en el mar, éste los absorbe en parte, pero le es imposible asimilar algunos elementos pesados muy tóxicos como el mercurio.

Según las estadísticas, las ciudades concentran a más de la mitad de la población mundial y son otros focos importantes de contaminación. Las ciudades generan contaminación acústica, pero sobre todo polucionan la atmósfera de una manera alarmante por la descomunal cantidad de vehículos de motor de combustión que circulan en sus vías. Los vehículos producen micro partículas de hollín que ensombrecen el paisaje y desencadenan enfermedades respiratorias. La mayor parte del petróleo que se vierte a los océanos procede más de los vehículos de transporte que de los derrames petroleros.

Los grupos humanos citadinos generan gran cantidad de residuos sólidos. La madera, la tela, el papel o las cáscaras son biodegradables, sin embargo un elevado porcentaje de la basura doméstica se compone de materiales inorgánicos íntegros como los plásticos o el vidrio que no se degradan con facilidad. En los botaderos se apilan como el fiel reflejo de la actual sociedad de consumo, del úsalo y bótalo.

En el campo la contaminación aumenta por el uso de insecticidas, herbicidas y otros productos nocivos. Estas sustancias permanecen en el suelo mucho tiempo después de su aplicación, también se evaporan y caen con la lluvia. Su peligrosidad es alta porque ingresan en la cadena alimentaria.

La naturaleza sufre los efectos de la contaminación humana de una forma muy directa, muy despiadada. Cuando se contamina o se destruye el entorno, también se disminuye la cantidad de recursos naturales disponibles.

El hombre nunca antes vivió en un mundo tan industrializado y tan superpoblado. ¿Cuánto más el planeta aguantará su presión? Los recursos naturales son finitos y el tiempo se agota.

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