Facetas de dictaduras

Con imposturas que lastimaban la dignidad humana, muchos dictadores asumieron el Poder, en el pasado mediato, en América Latina y el mundo. Esas actitudes están resaltadas en la historia de los pueblos. Tales hechos generaron zozobra, incertidumbre y temor en la ciudadanía, entonces. Pero se imponían los gobiernos de fuerza, con la consiguiente conculcación de las libertades y asesinatos con impunidad.

En España, “¡Ay de los vencidos!”, amenazaba el masón y representante de la oligarquía, Francisco Franco Bahamonde, a tiempo de haber derrotado a las fuerzas republicanas, en la guerra civil. Hubo una brutal represión en los primeros años de su dictadura. Su régimen gubernamental fue desde 1939 a 1975.

En República Dominicana, “Generalísimo y doctor, benefactor y padre de la patria nueva”, se hacía llamar el tirano Rafael Leónidas Trujillo y Molina. Asaltó el Poder, en contubernio con la Guardia Nacional, en 1930. Sus crímenes fueron innumerables y horrendos. Murió trágicamente, cuando ejercía su mandato, en mayo de 1962. Después de su muerte se supo que era propietario del 71% de la tierra cultivable y del 90 por ciento de la industria en su país.

Con la consigna de “paz y orden”, el descendiente de alemanes y devoto del nazismo, Alfredo Stroessner, instauró una dictadura en Paraguay, al correr del año 1954. Aprovechó la permanente inestabilidad política en su país, para asestar un golpe de Estado. Después de una sañuda persecución a sus adversarios, llenó las cárceles con presos políticos. Y utilizando la figura de una democracia funcional a sus intereses particulares, se hizo reelegir en siete ocasiones. Hasta que el 3 de febrero de 1989 un movimiento de tropas militares marcó el final de su administración gubernamental de tinte autoritario.

A duras penas, es decir derramando sangre y ofrendando valiosas vidas, los pueblos se han liberado de dictaduras, que representaban el sometimiento y la degradación de la persona humana. Representaban el dominio que ejercían individuos o grupos con la asistencia económica y bélica de fuerzas externas.

En suma: el pasado dictatorial es una lección para pensar y repensar en el ámbito político.