Droga boliviana para Brasil

Las relaciones con Brasil no están tensas solamente por el caso del senador Róger Pinto, que espera el salvoconducto para partir como asilado político.

Lo están también porque en este mes comienza a ejecutarse el severo plan de control del narcotráfico de exportación hacia Brasil, como lo dicta el acuerdo tripartito firmado por los dos países con Estados Unidos.

Según lo acordado, en este mes deben cumplirse los ejercicios conjuntos de las fuerzas aéreas de Bolivia y Brasil para derribar aviones que llevan cocaína generada en el Chapare hacia los mercados de Sao Paulo y Río de Janeiro.

Según César Maia, exalcalde de Río, en los últimos cuatro años el tráfico de avionetas bolivianas que llevan droga a Brasil se multiplicó por 500.

Los aviones que participen en este ejercicio contarán con equipos que serán proporcionados por Estados Unidos, según el acuerdo tripartito.

La urgencia que tiene Brasil de por lo menos frenar la llegada a su territorio de la droga del Chapare boliviano tiene que ver con las exigencias de la FIFA, que de esa manera espera que se reduzca el alto grado de criminalidad que hay en las favelas brasileñas como efecto del comercio de la droga. Un mundial de fútbol no puede hacerse en medio de índices tan altos de criminalidad, dice la FIFA.

Pero no son solamente los aviones de los dos países los que harán lo necesario por reducir el volumen de droga boliviana que viaja a Brasil. En los últimos días se anunció que la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) tratará de controlar los “corredores” del narcotráfico que parten del Chapare y se dirigen hacia la frontera con Brasil. Es otro esfuerzo que forma parte del acuerdo tripartido.

El anuncio de la FELCN admite, por primera vez, que el territorio cruceño está cruzado por “corredores” que permiten llevar la droga desde el Chapare hasta los puntos fronterizos de Puerto Suárez, Puerto Guijarro y San Matías, tres ciudades que podrían convertirse en las futuras Ciudades Juárez de Bolivia. De lo que se deduce que Santa Cruz es, para el narcotráfico, solamente el territorio que separa (o une) al Chapare con los consumidores brasileños de la droga.

Que el caso Róger Pinto haya estallado cuando están en la agenda todas estas medidas para reducir el volumen de droga hacia Brasil, es algo que aumenta la tensión en las relaciones bilaterales. Pinto era perseguido por el gobierno boliviano debido a las denuncias que hizo sobre las conexiones de importantes figuras del masismo con el narcotráfico.

Las autoridades de Itamaraty están sorprendidas por la actitud excesivamente virulenta del gobierno boliviano sobre el caso del senador asilado. Por lo que se ha dicho hasta ahora, el gobierno boliviano ha decidido no darle el salvoconducto.

Eso podría llevar a un deterioro de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Si las cosas empeoraran quizá se daría una ruptura, lo que llevaría a cancelar, entre otras muchas cosas, el acuerdo tripartito que el gobierno boliviano firmó de tan mala gana a principios de año.

Si se incorpora el factor narcotráfico en el análisis de la realidad boliviana, todo cuadra.

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