“Pagué mi deuda con la sociedad y el Gobierno me discriminó ”

Bertha Bejarano, quien cumplió la función de presidir el Comité de la Novena Marcha Indígena, expresó lo difícil que es cumplir la labor de dirigente y a la vez ser madre de familia. Asimismo, lamentó que el Gobierno del presidente Evo Morales, defiende y protege la sobre producción de coca que va al narcotráfico y a la vez discrimina a dirigentes que cometieron un delito, que pagaron su deuda con la sociedad, “sólo por no tener argumentos para dialogar”, dijo.

“Desde antes de llegar a La Paz, he escuchado que el presidente Morales no quiere dialogar conmigo porque soy narcotraficante, pero esa es una excusa porque sabe que esas denuncias me desprestigian. Quiero aclarar que ya pagué mi deuda con la sociedad y aun así este Gobierno me discriminó”, dijo.

Bejarano, destacó que jamás negó que cometió un error al participar, hace siete años, como una de las llamadas “mulas de narcotráfico”.

“Lo hice por necesidad, por la necesidad económica que pasamos muchas veces las mujeres indígenas y ese error no tiene nada que ver con las demandas de la novena marcha indígena”, afirmó.

Con 42 años, una familia numerosa de diez hijos, Bejarano vive del cultivo de arroz, yuca, plátano y otros productos que si bien no produce grandes cantidades de dinero, ayudan a cubrir sus principales necesidades.

Bejarano llegó a ser dirigente, cuando se realizaron las reuniones de las subcentrales y ella representó a su región. Sin esperarlo, llegó a ser presidenta de la Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (Cpem-B).

“Es muy difícil ser dirigente para mí, porque también soy madre. El tiempo no me da. ¿Qué creen que dice mi esposo? Muchas veces las mujeres dirigentes vemos nuestro hogar casi destruirse porque dejamos mucho tiempo nuestra casa. Los esposo juzgan mal, yo he visto a muchas de mis compañeras renunciar a media gestión”, relató.

Más allá de ser una líder del movimiento indígena, Bertha Bejarano se califica a sí misma como un ser humano como todos, con errores pero con la fuerza de resistir ante lo que considera un atropello por parte del Gobierno.

“He sacrificado mi vida, mi familia, mis niños caminando y para que tengamos ese tipo de recibimiento del Presidente, la gasificación, el maltrato, no es justo. Evo Morales se despide del movimiento indígena, nos vamos con rabia no solo yo, sino muchos de mis hermanos”, finalizó.