Madres sustitutas son una bendición para niños que sufrieron abandono

• En la urbe alteña se cuenta con 12 casas familiares de Aldeas SOS, en cada una de ellas viven entre ocho a 10 niños de todas las edades y de ambos géneros.


Los niños pasan sus días en familia, forman hogares como cualquiera en los que la cabeza es la madre apoyada por tías. Ellos ríen y comparten su vida junto a hermanos, que si bien no comparten la misma sangre, los cuidan como tales sin ninguna restricción.

Llenos de preguntas y rodeados de personas a las que no los une un lazo sanguíneo, más de un centenar de niños crece en El Alto gracias a la ayuda de un ángel al que llaman mamá.

Muchos de ellos fueron abandonados por sus progenitores y otros quedaron en la orfandad por diversas circunstancias, pero todos fueron rescatados por personas de buen corazón que les brindaron un espacio en su vida y su hogar para ser ellos quienes los guíen en el inicio de su existencia.

Una de estas madres es Canoria Huanca de 34 años, hace aproximadamente 10 años es madre sustituta en un hogar de Aldeas Infantiles SOS ubicado en la zona Villa Ingenio y está a cargo de una familia de ocho hijos a los que trata como si fueran suyos brindándoles amor y cariño sin limitaciones.

En una entrevista con EL DIARIO, relató que la experiencia que le tocó vivir es conmovedora, toda vez que el hecho de criar y cuidar de sus hijos, como ella los llama, sobre todo conlleva responsabilidad y mucho amor; “el amor familiar y maternal que les fue rechazado por los verdaderos progenitores”.

“Soy mamá las 24 horas del día, no es difícil, porque todo lo hacemos juntos, funcionamos en grupo, esa es la verdad”, aseguró Huanca.

“Los ayudamos a todos con sus tareas, es bueno que los niños sientan el calor de una familia y un hogar. El primer día que entré a la Aldea todo era desconocido para mí, pero las ganas de trabajar con los niños y de ayudarlos era lo más importante. Ahora me siento realizada de haber cumplido como madre porque tengo 10 hijos y un nieto, uno de ellos están en la etapa de profesionalización, una de mis hijas ya tiene su hogar pero ellos nunca se olvidan de mí, siempre me están visitando”, relató Canoria.

Entretanto, sus hijos afirman que se encuentran satisfechos por haber encontrado el calor de un hogar y particularmente de una madre que se dedica a ellos con paciencia y cariño.

Las vivencias dentro de esta institución se dan como en cualquier familia, pues los niños y jóvenes realizan sus labores normales acudiendo al colegio e interrelacionándose con otras personas.

“Es una familia como cualquiera, nosotros vivimos independientemente, incluso salimos a pasear, viajamos a todas partes, según la medida de nuestras posibilidades”, resaltó la madre.

HOGARES

En El Alto, la institución cuenta con 12 casas familiares, en cada una de ellas viven entre ocho a 10 niños de todas las edades y de ambos géneros. En este hogar, una madre es la encargada de todas las responsabilidades por las que debe atravesar su familia, además de las tías que les brindan apoyo.

Por su parte, Marco Antonio Tapia, director del Programa de Acogimiento Familiar de Aldeas Infantiles SOS, afirmó que la Madre SOS se encarga de educar a los menores, de velar por su salud, su formación e higiene, además de cocinar para ellos y de encabezar una vida familiar como lo sería en cualquier hogar.

Asimismo, comentó que actualmente el programa cuenta con alrededor de 130 niños de todas las edades, la institución ofrece capacitación, ambiente familiar, estabilidad laboral y un sueldo a las postulantes.

Según la versión de Huanca, muchas personas buscan ser madres SOS con el afán de conformar una familia que pueda proteger y brindar el cariño a niños y niñas que fueron abandonados o están en la orfandad.

Las postulantes deben ser responsables y afectuosas con los niños, deben tener la capacidad de crear los vínculos fraternos y de generar un ambiente de confianza, además, deben asumir este cargo como una forma de vida que sirva de orientación para los niños, pero sobre todo que tenga vocación de servicio y capacidad humana.

La mamá, además de recibir un salario, dispone de un presupuesto familiar que depende del número de niños a su cargo y asume su responsabilidad con el apoyo de la institución.

Los niños que ingresan a Aldeas SOS llegan en condición de orfandad total y orfandad materna, desde los seis meses de nacido hasta que cumplen 21 años. El joven de esa edad es preparado tres años antes para poder salir y enfrentarse a lo que viene, por lo general son inscritos en colegios técnicos, donde salen con bachillerato y carrera técnica, lo cual les facilita que puedan tener un trabajo estable para solventarse.

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