Nuestros difuntos equipos electrónicos

La constante actualización de dispositivos electrónicos nos permite tener cada vez más comodidades y funcionalidades, dependiendo de la ambición de cada ser humano.

Notamos la presencia de basura electrónica, de dispositivos eléctricos o electrónicos que al terminar su vida útil son desechados, como computadoras viejas, celulares, electrodomésticos, reproductores de mp3, memorias USB, faxes, impresoras, etc. Algunos se rompen y otros quedan obsoletos por el avance de la tecnología. El problema es que la basura electrónica es vertida a cielo abierto, lo cual resulta altamente contaminante.

Los metales y demás elementos que poseen estos residuos de aparatos eléctricos y electrónicos son tóxicos y contaminan el medio ambiente, perjudicando el aire que respiramos, la tierra y el agua que bebemos. A la vez la contaminación ambiental afecta la salud de todos los seres humanos.

Profesionales de la salud detallan los problemas que causan materiales altamente tóxicos en el organismo humano. El plomo genera anemia, aumento de la presión sanguínea, daño a los riñones, abortos; el arsénico es veneno letal; el selenio produce desde sarpullido e inflamación de la piel hasta dolores agudos; el cadmio causa diarrea, dolor de estómago y vómito severo, fractura de huesos, daños al sistema nervioso, e incluso puede provocar cáncer; el cromo genera erupciones cutáneas, malestar de estómago, úlcera, daños en riñones e hígado y cáncer de pulmón; el níquel afecta los pulmones, provoca abortos espontáneos.

Los aparatos electrónicos provocan enorme contaminación atribuida al tipo de sustancias que se utiliza en su fabricación. En la manufactura de las computadoras y electrodomésticos se emplea frecuentemente dos grupos de sustancias que son nocivas para la salud humana y para el ambiente: los compuestos orgánicos policromados, llamados también retardadores de flama (bifeniles polibro minados o éter difenil hexavalente), que se usa como aditivos en los plásticos, y metales pesados como plomo, mercurio, cadmio y cromo en la elaboración de los dispositivos electrónicos.

Normalmente, cuando un equipo es obsoleto se lo regala o desecha. La gente desconoce, por ejemplo, que una computadora caduca por partes. Sería deseable clasificar los componentes de los equipos de cómputo antiguos, es decir “separar las partes útiles de las computadoras y periféricos, tarjetas de video, tarjetas de red, procesadores, puertos USB, modems, fuente de poder, discos duros, memoria, cables, lectores de memorias, etc.”, para evitar en lo posible los efectos adversos para el medio ambiente, relacionados con el destino final de los componentes antes mencionados, en basureros.

En España, un país desarrollado, para reciclar teléfonos celulares se ha instalado depósitos en diversos lugares, llamados “tragamóviles”, que son como buzones, gracias a los cuales se recuperó medio millón de aparatos, lo que equivale a más de 60 toneladas de basura tecnológica. La constante generación de nuevos celulares hace difícil atender la situación más eficientemente, pues se produce más de los que se puede reciclar.

En el caso de nuestro país la cultura de reciclaje es muy pobre, por lo que es importante impulsar propuestas orientadas a promover la reutilización de la basura electrónica y tratar de que las empresas que producen los aparatos electrónicos asuman la responsabilidad de hacerse cargo de sus productos cuando sean desechados por el usuario, creando sitios de acopio de estos materiales. La normatividad que existe es suficiente para un buen manejo de la basura electrónica, pero falta la delimitación de responsabilidades en su manejo por parte de los sectores comerciales.

Los problemas del medio ambiente -y el cambio climático, por referenciar el más actual- se han convertido en una de las mayores preocupaciones políticas, económicas, científicas y educativas de la época contemporánea a escala mundial, cuya solución depende, en gran medida, de la existencia de la vida en la tierra. Pero no podemos limitarnos a percibir este tema como conflicto según su contexto social.

Finalmente, debemos preguntarnos: ¿tengo en casa alguna computadora que no se usa, teléfonos celulares que no utilizo, aparatos electrónicos o electrodomésticos que ya no me son útiles? Si la respuesta es sí, ¿dónde los voy a echar?, ¿qué voy a hacer con ellos?, ¿a quién se los voy a regalar?

En todo este proceso hay que buscar opciones para el mejor destino de los aparatos electrónicos.

La autora es estudiante de la Carrera

Ciencias de la Educación – UMSA.