PAREJAS

La infidelidad está en el aire



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La infidelidad existe, existió y existirá. Por muy modernas y abiertas que sean nuestras culturas, por mucha libertad y divorcio que exista, la tentación de una aventura sexual sin dejar atrás lo que amamos y constituye nuestra vida social y afectiva.

La infidelidad no es una cuestión que se deba banalizar. Es el síntoma de algo que no está funcionando correctamente en la relación y que hay que analizar dentro del marco de cada pareja. Cuando no se aborda ni se habla del problema, comienza la fantasía fuera de la relación, la fantasía romántica, emocional y sexual.

Como el lazo que más nos une con el otro es el afectivo, el primer escape se da por el lado sexual.

Se puede querer a la pareja, estar unido a ella por lazos de cariño, de afecto y de costumbre, pero necesitar y desear la adrenalina del sexo apasionado. Curiosamente, cuando las cosas no están funcionando en la relación, una de las primeras pautas afectadas es la sexualidad. Si tengo un problema contigo, seguramente no voy a tener la misma atracción sexual por ti, pero mi sexualidad sigue intacta y estimulada hasta el punto de desear volcarla en otro lado.

WEBS PARA INFIELES

Estas webs para infieles surgieron cuando las estadísticas mostraron que gran parte de las personas que se anotaban en los sitios webs de citas… estaban casadas. Entonces decidieron crear webs para citas entre casados que no desean dejar de serlo. Son especialmente discretas y se juega con el reaseguro de que nadie ahí dentro quiere dejar el secreto (aunque seguro no hay nada). Más o menos el 40% de los registrados en este tipo de redes son mujeres casadas, lo que quiere decir que la infidelidad es asunto de los dos sexos y que ellas están decididas a obtener lo que no tienen en casa. Esto significa que pasaron los tiempos de la sexualidad femenina reprimida.

Ravy Truchot, cofundador del sitio Gleenden asegura que “La infidelidad está en el aire. Y ante el deseo de relacionarse extramatrimonialmente o esperamos la oportunidad o la creamos”.

Por supuesto, las personas que se anotan en una web para citas extramatrimoniales juegan con la idea del adulterio, ya están dándole forma a la fantasía y tienen la intención de sucumbir o, por lo menos, de fantasear con hacerlo. “Quizá hubieran ido a una discoteca o hubieran sucumbido en una cena o en la oficina…”, dice.

¿Cuál es la diferencia entre buscar una cita en una noche de copas o hacerlo mediante una web de citas? La virtualidad. Ésta ofrece un marco de seguridad, donde se puede explorar sin arriesgarse del todo y siempre existe la fantasía de curiosear y dar marcha atrás en determinado punto. “Sólo quiero ver qué pasa”, “Quiero probar si soy atractiva”. Mientras no haya un encuentro real, un pasaje al acto, nos movemos en el terreno de la fantasía, de lo irreal.

Estos sitios son un puerto seguro desde donde se puede observar el mercado de la fantasía. Activan, enriquecen y van dando forma a esa infidelidad canalizando el deseo hacia un lugar “seguro”. Más de la mitad de los registrados en estas redes las utilizan como escape para su ego o simplemente para jugar y erotizarse con la fantasía, incluso pueden llegar a tener sexo virtual o correspondencia altamente erótica con otras personas sin concretar nunca un encuentro físico.

¿NOVEDAD SEXUAL?

“El portal está dedicado a las mujeres”, afirma Truchot. Ellas tienen el registro gratis y puntúan a los hombres según su gusto y la actitud y modales de ellos, con lo cual un hombre demasiado grosero puede obtener una calificación negativa que lo marca para el resto de las mujeres. Ellas disfrutan de elegir lo que gustan y desean. ¿Cómo es esto? ¿Es el resultado de una nueva revolución sexual?

Nada más lejos, según mi opinión. Las formas han cambiado y la infidelidad se toma como un producto de mercado, hay demanda, ofrecemos el servicio. Pero no es más que la forma la que ha cambiado, y, desde luego, ésta no es la solución.

La infidelidad es tan antigua como la pareja monógama. Se da cuando no todo es satisfactorio, incluyendo el factor rutina. Una persona puede ser muy feliz con su pareja, estar satisfecha sexualmente pero, aún así, la tendencia natural poligámica, las hormonas que saben de biología y no de contratos afectivos, un estado de baja autoestima o cualquier otro detalle, nos llevan a la fantasía y, a veces, a la corporización de la infidelidad.

LO QUE NO DEBES HACER EN LAS REDES SOCIALES SI TIENES PAREJA

Hay códigos en la vida no virtual y hay códigos en las redes. Quizá seas fanático de Facebook, Twitter, Linkedin, Pinterest y cuanta red existe, te encanta compartir y estás online el 99% del tiempo. Subes tus fotos, detalles de tu vida y twiteas lo que vas a cenar. Estupendo, tus amigos y seguidores adoran que lo hagas.

Pero, cuando tienes pareja, hay cosas que NO debes hacer en las redes. Que a ti te parezca normal y simpático, no quiere decir que al otro le agrade. Hablamos del derecho a la intimidad y la imagen pública. ¿Hasta dónde puedes llegar con contar tu vida a millones de personas si hay otra persona directamente involucrada? Los NO DEBO de las redes sociales cuando tienes pareja son cosa seria. No puedes saltarte algunos códigos de convivencia virtual simplemente porque te sientas muy cercano a tu pareja.

Su mundo virtual está lleno de matices que no puedes dañar... si quieres que tu relación siga viento en popa.

 
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