Recuerdos del presente
El presidente Evo Morales acaba de decir que algunos países centroamericanos estarían interesados en comprar gas natural boliviano.
Unos días antes, el vicepresidente Álvaro García Linera había dicho que en el viaje que estaba haciendo a bordo del avión de la vicepresidencia por Europa él iba a ofrecer gas boliviano en ese continente.
Aquí hay una grave falla de información. Quizá se deba a que YPFB está adulterando las cifras de la producción por urgencias de la campaña electoral. Es decir que el presidente y el vicepresidente han olvidado que pidieron a YPFB mentir acerca de la producción de gas y están especulando sobre sus propias mentiras.
En este momento en Bolivia se registra un grave déficit de gas natural.
Según las cifras oficiales, Bolivia produce 62 millones m3/d de gas, pero en vista de que vende 32,4 millones a Brasil y debe entregar 27,7 millones m3/d a Argentina, sumando 60,1 millones m3/d, no hay excedentes para exportar a otros lugares.
Sin tomar en cuentas estas cifras, el gobierno dice que el consumo interno absorbe 10 millones m3/d, aunque no incluye los 10 millones que requiere el Mutún y los 6 millones que piden las cementeras.
Un contador, o cualquier que supiera sumar y restar, diría que las cuentas no cuadran.
Es cierto que las exportaciones a Argentina no suman todavía 27,7 millones m3/d porque ese país no termina de construir un ducto interno, lo que limita la exportación a 17 millones m3/d.
Cuando Argentina construya el ducto que hace falta, la exportación debería normalizarse. Pero Argentina no termina ese ducto porque no confía en que Bolivia tenga la capacidad suficiente para llenarlo.
A pesar de todas las simpatías políticas, la Argentina de los Kirchner no confían en la Bolivia de Evo Morales, por lo menos como presidente de un país proveedor de gas natural. Tan fuerte es la desconfianza, que Argentina prefiere pagar US$ 18 por millón de BTU de gas natural importado como GNL que esperar a recibir el gas boliviano que le costaría US$ 10.
Argentina interrumpió sus exportaciones de gas a Chile porque, según sus leyes, la prioridad la tiene la demanda interna.
Si ese principio se aplicara en Bolivia, deberían reducirse las exportaciones a Brasil y Argentina en por lo menos 16 millones m3/d.
Cuando haya pasado la campaña es probable que el gobierno boliviano admita que estuvo mintiendo sobre el gas.
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