La estatal Huanuni al filo de la navaja

La situación de la mina estatal Huanuni, administrada por Comibol, no podría estar en condiciones tan notables y si su presente es vidrioso, su futuro no es para menos.

Hasta el año 2006, esa rica mina de estaño registró un incremento por parte del Estado, de 1.000 a 5.000 trabajadores o sea un crecimiento en porcentaje del 400 por ciento, con el objetivo de salir de una grave crisis interna, entre grupos de obreros que querían tener control de ese yacimiento.

Por si fuera poco, por ese aumento elefantiásico del personal obrero, el costo mensual promedio de labor pasó de 0,78 centavos de dólar por trabajador a 8,09, o sea más de diez veces, lo que causó un desequilibrio hasta el 75 por ciento de costos.

Mientras por ese lado se registraban esos datos numéricos, por otro, la empresa estatal informó que en el primer semestre de 2014, Huanuni perdió nada menos que cerca de dos millones y medio de dólares, pérdida originada en la menor producción. En efecto, pese al incremento de la cantidad de los obreros que se registra en la planilla de esa mina, la producción ha ido bajando, lo que ha originado un nuevo principio que dice “a más trabajadores, menos producción”.

En el año 2009 Huanuni produjo 831 toneladas métricas de estaño, cantidad que empezó a de caer hasta que el año pasado sólo alcanzó a producir 558 toneladas finas, suma que ha seguido en el curso de los últimos meses, lo cual registró pérdidas equivalentes a dos millones de dólares, según revelación del Ministro de Minas, déficit alarmante pese a los esfuerzos que se hace para rehabilitar ese centro minero.

Los datos numéricos acerca de la caída de la producción en Huanuni revelan que el yacimiento enfrenta un proceso de agotamiento incontenible y que no existen nuevos lugares de explotación debido a la imprevisión técnica. A esos aspectos se suman los relacionados con la inexistente política de exploración minera, que podría convertirse en la causa principal de un colapso general de la minería nacional. Como afirman los técnicos, la exploración minera no se produce desde hace alrededor de 50 años.

Los datos sobre la economía de Huanuni se muestran más palpables cuando se confirma que nuevos planes para salvar esta empresa son poco confiables, como la instalación de un nuevo ingenio para procesar 3.000 toneladas por día, esfuerzo técnico que tendría un costo de 55 millones de dólares. Este probable fiasco podría producirse porque previamente no se realizó un estudio técnico que confirme que es posible producir y extraer de la mina diariamente ese tonelaje para justificar la inversión -como sostiene el ingeniero Jorge Espinoza.

Un aspecto que revela bajísimo nivel administrativo de esta empresa es el referido al pago de salarios, que alcanzó niveles de irracionalidad. En efecto, pese a estar en quiebra, Huanuni seguiría pagando salarios exorbitantes a algunos de sus trabajadores. En efecto, 451 trabajadores percibían salarios entre 15.000 y 30.000 bolivianos al mes. De otro lado existen 53 dirigentes sindicales declarados en comisión con salario mensual entre 15 y 30 mil bolivianos, con el aditamento de que el “sindicato” ha planteado nuevo aumento salarial.

La mina estatal Huanuni atraviesa por una crisis terminal, como demuestran los datos anteriores que, por lo demás, no son todos y a los que se agrega dificultades en la fundición de Vinto, retraso en la instalación de los ingenios de Huanuni y Machacamarca y ni qué decir del asunto de los “jucus”, que constituye uno de los problemas que generalmente no se toma en cuenta. Esa situación general de alcances alarmantes está sostenida por la alta cotización del estaño, cotización que es paralela a los costos de producción y que de no existir, provocaría un verdadero cataclismo en la economía nacional.