Proyectos hidroeléctricos

Al comentar el anuncio gubernamental de que se ha contratado a una empresa internacional para hacer el estudio de factibilidad y diseño final para el proyecto El Bala en el departamento de La Paz, expresé mi satisfacción por el mismo, ya que el aprovechamiento de nuestros ingentes recursos hídricos nos otorga una ventaja muy positiva para desarrollarnos.

Otro anuncio se refiere a la aprobación reciente de un convenio binacional con el Brasil para la ejecución de varios otros proyectos hidroeléctricos que estaban en carpeta hace varios años.

El 17 de julio de 2015, según información de ABI: “el ministro de Hidrocarburos y Energía de Bolivia, Luis Alberto Sánchez, y el ministro de Minas y Energía de Brasil, Eduardo Braga, firmaron hoy por la noche la ‘Adenda al Memorándum de Entendimiento en Materia Energética’, cuyo objetivo es la constitución del Comité Técnico Binacional para la integración y exportación de al menos 8.000 megavatios al mercado brasileño, informó una fuente oficial”.

“Hoy es un día importante para los bolivianos porque hemos suscrito con Brasil la continuación de un proyecto de gran envergadura para la transmisión de cerca de 8.000 megavatios (MW) al país vecino, con lo que vamos a paso firme constituyendo a Bolivia en el corazón energético de Sudamérica, en cumplimiento al mandato presidencial”, remarcó Sánchez, tras rubricar el documento.

Según información del Ministerio de Hidrocarburos y Energía, el Comité Binacional conformado analizará los estudios para determinar el potencial de las plantas hidroeléctricas binacionales Cachuela Esperanza y Río Madera, además de las plantas nacionales El Bala y Rositas (Nacionales), y otras plantas termoeléctricas.

Lo que señala el Ministerio de Hidrocarburos no es novedad, durante el periodo 2003-2005, antes de que en Brasil se construyera las presas Jiraú y Santo Antonio, hubo un intenso debate nacional, habiéndose conformado un Comité Interministerial que lo encabezaba el Ministro de Obras Públicas, para evaluar el interés brasileño para ejecutar el proyecto del río Madera, con dos presas, una de ellas la de Cachuela Esperanza. Brasil ofertó el financiamiento total del estudio y de las obras. Para el efecto ya se tenía una Resolución de la Superintendencia de Electricidad, de ese entonces, autorizando los estudios por parte de la firma Odebrecht.

Después de varios meses de tira y afloja entre la solicitud brasileña y el Comité Interministerial se aprobó el DS 28.389 de 6/10/05, mediante el cual se determinaba: “Art. 5, la realización del estudio hidroeléctrico de la cuenca del río Mamoré-Madera y del río Beni, estará a cargo de ENDE. Art. 6, el Ministerio de Servicios y Obras Públicas y el Ministerio de Hacienda, en el ámbito de sus competencias, gestionarán recursos para el financiamiento de los estudios. Art. 7, el plazo para la realización de los estudios será de doce meses a partir de la aprobación de los términos de referencia. Art. 8, en tanto el Estado desarrolle y concluya los estudios en cuenca del río Mamoré-Madera y del río Beni, se suspende el tratamiento de solicitudes y consiguiente otorgamiento de licencias, licencias provisionales y concesiones sobre esta cuenca”.

Han transcurrido 10 años, desde la aprobación del citado DS, sin que se hubiese cumplido lo dispuesto por éste. Lamentablemente, en la anterior negociación claramente las empresas brasileñas hacían una oferta que atentaba contra las intereses del país y la Cancillería no jugó el rol que debía jugar para defender el interés nacional. Sería deseable y oportuno conocer qué condiciones ofrece Brasil, en este caso y en los otros proyectos, antes de llegar a la ejecución de un contrato específico. Una sugerencia final: POR FAVOR, revisen los antecedentes de otros acuerdos del Brasil, por ejemplo, el acuerdo de Paraguay sobre Itaipú, antes de iniciar cualquier estudio y ejecución que no contemple adecuadamente el interés económico nacional. En materia internacional, no hay amigos, sólo intereses.