Astronautas comen por primera vez lechugas cultivadas en la Estación Espacial Internacional

Los miembros de la Expedición 44 han probado su propia cosecha de “Outredgeous” que plantaron en microgravedad.


Los astronautas de la EEI prueban la lechuga cultivada en el espacio.

Un poco de lechuga, aderezada con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y unas gotas de vinagre balsámico. A simple vista esta ensalada no parece tener nada de especial, salvo que la lechuga romana roja con la que estaba elaborada había sido sembrada y cultivada fuera de la atmósfera terrestre, en la Estación Espacial Internacional (EEI). Es la primera vez que se consigue cultivar un alimento fresco en un ambiente de microgravedad y el experimento de la NASA, llamado Veg-01, inicia una apasionante carrera para cultivar vegetales en el espacio y proporcionar un sustento fresco y sano en los largos viajes espaciales.

“Está increíble, sabe a rúcula”

Los nuevos granjeros espaciales, los astronautas Scott Kelly, Kjell Lindgren y Kimiya Yui disfrutaron ayer de su ensala-da a bordo de la Estación Espacial como si se tratara del mejor de los manjares. “Está increíble”, dijo Lindgren tras hincarle el diente. “Sabe como si fuera un tipo de rúcula”, apuntaba Scott Kelly. El almuerzo se convirtió en una fiesta para los integrantes de la misión espacial que no pararon de bromear y hacerse fotos con su maravillosa ensalada .

Tomar un alimento fresco no es solo un placer para los sentidos de los astronautas. Ver crecer algo verde en un entorno aséptico de color blanco y aluminio como es el módulo de la EEI también ha tenido un efecto psicológico positivo en la tripulación, reconocía Lindgren. Y esa es también la intención de la NASA con este proyecto: recurrir a la jardinería como forma de ocio durante las misiones al espacio profundo, quizá a Marte.

Otro dato a tener en cuenta es el coste del abastecimiento de la estación espacial. Enviar medio kilo de alimentos cuesta unos 7.200 euros y el cultivo aliviará la factura. Kelly, Lindgren y Yui no podrán comerse toda su cosecha. Los astronau-tas disfrutarán de la mitad de lo cultivado y envasarán y congelarán el resto hasta que pueda ser devuelta a la Tierra para su posterior análisis científico.

El recorrido de esa lechuga hasta convertirse en menú espacial ha sido largo. Las semillas estuvieron quince meses fuera de la Tierra antes de ser activadas y después se dejaron crecer durante 33 días. Para lograr el crecimiento de las plantas se utilizaron luces LED con colores azules, verdes y rojos, tal y como ya se hace en algunos cultivos en Asia.

Rábanos, tomates...

La variedad del vegetal no fue elegida al azar. Se eligió este tipo de lechuga por su rápido crecimiento y por contener una gran variedad de antioxidantes que son un antídoto contra la radiación cósmica que se sufre fuera de la protección de la atmósfera terrestre. No es la única candidata a convertirse en menú de astronautas. Rábanos, guisantes y una variedad especial de tomate serán los próximos ingredientes de la ensalada espacial.

En China ya se ha probado, con éxito, el cultivo con LED para cultivar aránda-nos. Así que las posibilidades de ampliar la huerta espacial son prometedoras.

NURIA RAMÍREZ DE CASTROABC_ES / MADRID

 
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