Historia y tradición descansan en cementerio patrimonial de Sucre

ANF.- El Cementerio General de la ciudad de Sucre cumplió ayer 11 años de haber sido declarado por la Unesco como el Primer Cementerio Patrimonial de Bolivia, por su carácter arquitectónico y sobre todo histórico.

Pese al paso de los años y el crecimiento demográfico, este camposanto continúa siendo, no sólo el lugar de reposo de grandes personalidades, autoridades y pueblo en general, sino el testimonio de toda una cultura y tradición boliviana.

Avanzando por sus corredores se aprecian mausoleos, criptas y tumbas que trasportan imaginariamente por distintos períodos y estilos arquitectónicos, poniendo en evidencia la gran pujanza económica que alguna vez tuvieron familias dedicadas a la minería del estaño y la plata, pero también de personajes que marcaron la historia de Bolivia.

Restos de realeza y su descendencia, héroes de la Guerra del Pacífico, personalidades ilustres, expresidentes y familias adineradas descansan en la parte colonial del cementerio que hasta la fecha no ha sufrido ninguna modificación. Los pinos que adornan sus corredores tienen más de cien años y son testigos de las visitas de miles de personas que buscan conocer la historia o tan solo un espacio de paz para poder meditar.

En la actualidad, en la parte posterior y moderna, el cementerio ya no cuenta con espacio para construir más mausoleos o bloques, por ello, las personas deben optar por el alquiler de un nicho durante 7 años. Después, los restos deben ser retirados. Marco Antonio Llanos, uno de los varios guías que trabajan en este lugar, cuenta que por motivos de espacio las personas de Sucre van adquiriendo una nueva tradición: luego de cumplido el tiempo establecido, las familias incineran los restos de sus difuntos y se llevan las cenizas a su hogar.

“Acá la gente se entierra como un alquiler solo durante 7 años y, parte de una tradición que se está haciendo, la gran mayoría se los lleva las cenizas a las casas (…) Hay un proyecto un poco demorando, por el tema del terreno, de buscar dónde se puede hacer otro cementerio, la Alcaldía está a cargo de eso”, afirmó Llanos.

Como en varias partes del país, la fiesta de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos son parte de la cultura sucrense y este camposanto no se excluye de las actividades tradicionales, pero sí tiene sus propias características. El guía Marco Antonio Llanos aseguró que las personas realizan la visita de los nichos y mausoleos en dos partes.

La primera visita, que se produce el día 31 de octubre, está dedicada a los niños difuntos en un ala del cementerio que se reviste de coronas blancas o de colores pasteles. La segunda, el 1 ero de noviembre, las visitas y arreglo de tumbas es solo para gente mayor. El 2 de noviembre, las personas dejan de acudir al cementerio para dirigirse a las casas donde se tiene un difunto reciente al cual se rinde el homenaje.

Según el guía Marco Antonio Llanos, en Sucre, esta tradición de llevar la tumba a las casas se llama “qanch’aku” que en quechua significa velatorio. Esta costumbre hace que la gente abandone el Cementerio para ir hasta el hogar del difunto y despedirlo con rezos, comida y bebida que en vida fueron de su agrado.

“El 2 de noviembre, solo llegan la Cementerio gente que viene a pasear, hasta medio día más o menos, después el cementerio es silencio. Se van a las casas donde armaron la tumba para el Qanch’aku. Para ingresar a las casas debes beber chicha, cerveza o cócteles de frutas porque el alma te invita, luego la familia te invita mondongo (plato típico) y luego uno se puede quedar a compartir”, contó el guía del lugar.