‘Joy: el nombre del éxito’, el cine en proyección:

Persiguiendo sueños de éxito profesional y familiar



Joy se une a un extenso legado de filmes que hablan sobre perseguir sueños de éxito profesional y familiar; pero lo hace con su propio estilo cómico, emocional y creativo. La historia empezó con la inverosímil pero real historia de Joy Mangano, que en los años noventa se convirtió en un nuevo tipo de estrella de la televisión y en un emporio empresarial gracias a una serie de inventos domésticos, tales como la famosa Fregona Milagrosa, dotada de un sistema automático para escurrirla, que catapultó el imperio comercial que esta madre soltera de Long Island había desarrollado.

La historia -con sus cotidianos vaivenes pero también grandes sueños- llamó la atención de David O. Russell, siempre atraído por esa muy específica mezcla. Russell vio en ella la eclosión de una mujer valiente e ingeniosa, así como una inspiradora historia de alguien que se arriesga por cumplir sueños enterrados hace tiempo aunque, en el fondo, sin perder nunca su sentido del deber para con su familia. Pero, sobre todo, Russell vio la oportunidad de contar una historia mucho más universal, una historia que habla sobre la verdaderamente caleidoscópica naturaleza del esfuerzo humano y los multicolores ingredientes y elementos que entran en juego en la creación de una vida feliz y satisfactoria en medio de la comedia y tragedia de la condición humana.

Russell afirma: “La idea que me atrajo fue cómo contar la historia de una vida a lo largo de más de 40 años, desde la magia de la infancia, pasando por matrimonio, divorcio y maternidad en solitario, hasta regresar al cumplimiento de aquellos sueños infantiles. ¿Cómo cuentas la historia del espíritu de una persona; y cómo ese espíritu está compuesto por todas las personas que amamos, las ideas que tenemos, las cosas que apreciamos? Joy une todas esas piezas. La historia tiene sufrimiento y amor. Tiene a una chica que crece entre el taller metalúrgico de su padre y el refugio de su madre, las telenovelas, repletas de fuertes mujeres. Tiene a un exmarido soñador que vive en el sótano y que todavía es amigo suyo, así como a una hermana afectuosa que también es una celosa rival. Y tiene a una cadena de televisión por cable en Lancaster, Pensilvania, que se convierte en una fábrica de sueños. En medio de todo ello, podemos ver que en Joy se va desarrollando silenciosamente una feroz determinación”.

Russell también consideró Joy como la oportunidad de contar un tipo diferente de historia sobre la consecución de riqueza: la historia del surgimiento de una magnate de los negocios a partir de un mundo doméstico asociado a la clase trabajadora y, a menudo, todavía ignorado por la épica cinematográfica.

“La mitad o algo más de la película está basada en Joy Mangano, y la otra mitad se basa en otras intrépidas mujeres sobre las que a lo largo de los años he oído hablar o he leído”, explica Russell. “Eso incluye a Lillian Vernon, creadora de los primeros grandes catálogos de venta por correo para productos domésticos. Incluye también a otras muchas mujeres que he conocido, como algunas amigas de mi madre, que se atrevieron a crear empresas, que algunas tuvieron éxito y otras fracasaron. Me fascina esa clase de espíritu que conduce a alguien a iniciar una aventura empresarial fuera de su hogar e intentar abrir un nuevo camino tanto para ellas mismas como para sus familias. Por lo tanto, muchas mujeres a lo largo de la historia han creído que han llegado a un callejón sin salida y han tenido que crearse sus propias oportunidades”.

 
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