[Armando Mariaca]

El país requiere conductas positivas y responsables


No podría decirse que la crisis económica genera situaciones de confrontación y no entendimiento entre los bolivianos; tampoco podemos alegar que las condiciones de pobreza en que vivimos son causantes de la anarquía protagonizada por muchos; tampoco cabría señalar que los menores ingresos por nuestras exportaciones son determinantes para endilgar las causas a quienes nada tienen de culpa para ello; menos se puede alegar que corrientes extrañas que obedecen a ideologías foráneas y ya obsoletas algunas de ellas nos tiene divididos; pero, eso sí, podemos estar seguros de que las causas y motivos que han determinado nuestra situación son claras, definitivas y contundentes.

Mientras más urgencia hay de alcanzar la unidad de todos los bolivianos, más se complota contra esa virtud porque cada parte, cada sector cada región del país, todas las organizaciones sociales están pendientes de cómo satisfacer sus urgencias y necesidades; y, lo más grave es que quienes creen que han asumido siquiera parte de la representación del pueblo boliviano, no actúan con la coherencia, sindéresis, sinceridad y honestidad que corresponde.

El gobierno, conjuntamente su partido MAS, predicó mucho políticas de cambio, pero no cambió nada en sus procedimientos desde el año 2006 en que no se frenó para culpar a todos por los traspiés que tuvo el país con gobiernos malos, regulares y buenos, con dictaduras y gobiernos constitucionales que no supieron de vocación de servicio y olvidaron que su misión era de servicio y amor por el país. Autoridades del gobierno y su partido se han encargado de sembrar sentimientos de discordia y desunión con actitudes donde el enrostramiento por todo ha sido el común denominador y la consecuencia lógica fue que el país esté dividido y muchas veces antagonizado por sentimientos ajenos a la propia conciencia del pueblo.

Pero, hay que reconocerlo, quienes dicen conformar una oposición deben reconocer que no es constructiva y responsable; es, más bien, solamente crítica y punzante, denigrante y lejana de mostrar realidades de los problemas que requieren soluciones inmediatas y que, esa oposición debería aportar remedios si los hay y no dejarlos para cuando sean gobierno si es que la posibilidad – aún muy lejana – así lo permite. El país requiere, ahora y no para mucho después, los remedios aptos, posibles, constructivos, honestos y responsables; de otro modo, todo tenderá a ahondarse y adquirir las condiciones de críticos e insolubles.

El gobierno, conciencialmente, tiene que reconocer los graves yerros de acción y permisiva en que ha incurrido, errores que calan hondamente en el pueblo y que, además, dañan su moral y sus esperanzas. Mucho mal se hizo con lo permitido sin freno alguno como es el caso del Fondo Indígena, el caso CAMC, las inversiones en empresas que no funcionan y que están muy lejos de producir riqueza y empleo, con los préstamos excesivos y la deuda interna que agrava profundamente al país, con las políticas del “dejar hacer y dejar pasar” que tanto daño le hacen al propio régimen y profundizan los males de todos. La imprevisión en la producción de gas para cumplir con los contratos con la Argentina, faltas que pueden irrogar serias pérdidas al país con lo que no se puede exportar y con las multas signadas en los contratos; el burdo negocio por las barcazas chinas, la carencia de tino y decisión para exigir que las empresas extranjeras no sólo exploten las áreas gasíferas que ya estaban en producción antes del año 2006 y que no invierten ni en labores de prospección, exploración y explotación de nuevos campos; la imprevisión en los campos minero, hidrocarburífero, de producción agropecuaria; la acción cada vez más perjudicial del contrabando, de la economía ilegal en todas sus formas, la acción del narcotráfico que si bien se han algunos pasos para reprimirlo pero que no han sido los suficientes que debían ser. Otro de los baldones que el gobierno, aun sin proponérselo, ha permitido con el crecimiento imparable de la corrupción.

En fin, son muchos los malos pasos dados y en los cuales han tenido su participación directa o indirecta todos los partidos políticos y las organizaciones que han sido instrumentos para exigencias y críticas y no han aportado soluciones o no han sabido ser más terminantes con el gobierno. Ahora, ante lo ocurrido, no cabe hacer más apología o critica de todo ello y corresponde que gobernantes y gobernados tomen en conciencia al país como es y con miras a cómo debe ser; ya no caben los resentimientos, las diferencias, los odios y las posiciones recalcitrantes como todo lo que se hace contra la libertad de pensamiento, expresión y prensa. Cabe la concordia y la armonía entre todos, haciendo abstracción de campañas anticipadas para una elección presidencial el año 2019 tan lejano y que nadie puede predecir qué puede pasar hasta entonces.

Hay mucho por trabajar y tomar conciencia de una urgencia inmediata: la plena convicción de que los temas de nuestro retorno al mar y el derecho que tenemos de nuestras aguas que emanan de vertientes deben ser factores que unan más a la familia boliviana y que la obliguen a tomar conciencia de país para servirlo, amarlo y vencer a la pobreza con miras a un desarrollo armónico y sostenido.

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