Crecimiento demográfico debe ir acompañado del económico y social

El ex diputado nacional que personifica a don Pedro Domingo Murillo, protomártir de la Revolución de 1809, se dirigió al pueblo paceño para pedir que se recupere el lema de creación de la ciudad de La Paz: “Los discordes en Concordia para paz y amor se juntaron…” y señaló que el desarrollo demográfico debe ir acompañado de un crecimiento económico y social, en las mismas proporciones.

José Antonio Saavedra Toledo, economista y abogado, ex diputado nacional, en entrevista con EL DIARIO explicó que representar a una figura tan importante en la historia no sólo es vestirse como él, sino internalizarse en sus valores y ejemplo para reavivar ese espíritu en la población. “Llevo ocho años cumpliendo su papel y continuaré mientras Dios me lo permita”, afirmó.

Debemos dejar de lado los regionalismos para convertirnos en una sola patria unida, retomando el sabio lema del escudo paceño, sin modificación alguna hasta hoy: “Los discordes en concordia en paz y amor se juntaron y pueblo de paz fundaron para perpetua memoria”. Debemos también ordenarnos de manera que el crecimiento demográfico vaya de la mano con un mayor incentivo económico y social, señaló.

La Paz Maravillosa, al pie de nuestro maravilloso Illimani, este mes de julio se engalana, recordando la sublevación independista y libertadora, el primer gobierno libre de America del Sur que dio inicio a la Guerra de la Independencia, protagonizada por grupos de protomártires al mando de Pedro Domingo Murillo. Tomaron presos a las autoridades españolas, instalando la Junta de gobierno denomina la “Junta tuitiva de los derechos del pueblo”, exclamó.

Continuó afirmando que este gobierno que contaba con cinco ministerios, estaba conformado por indios, mestizos y criollos. Lanzó al mundo la proclama, declarando abiertamente la independencia del dominio español, siendo el documento más importante de la guerra de independencia la famosa “Proclama de la Junta Tuitiva”.

Enfatizó que Pedro Domingo Murillo, junto a ocho protomártires, murió ahorcado el 29 de enero de 1810 y tuvieron que pasar 15 años para conquistar definitivamente la Independencia de Bolivia. Sin embargo, antes de morir dejó el discurso que nos debe guiar por siempre:

“Compatriotas, yo muero pero la tea que dejo encendida nadie la podrá apagar, ¡Viva la Libertad!

¡Honor y gloria a nuestros Protomártires!; ¡Honor y gloria a Don Pedro Domingo Murillo!

¡Viva La Paz!, ¡Viva Bolivia¡

Después del ahorcamiento de los nueve protomártires, realizado en la Plaza de Armas, frente a la capilla de Loreto, se les cortó la cabeza para fijarla en un pilar situado en el hoy Faro Murillo de El Alto y su cuerpo fue rescatado por sacerdotes de la Iglesia de San Juan de Dios, recordó.

La tea de Don Pedro Domingo Murillo, luz bendita que a los pueblos de America alumbró, nos iluminará por siempre en el camino de la justicia, libertad, democracia y la unidad de todos los bolivianos, recalcó. “Donde cada uno de nosotros estamos comprometido a luchar en el progreso y desarrollo como homenaje para mantener viva la unidad, justicia, libertad y democracia”, señaló.

Afirmó: “Somos un Estado plurinacional, multilingüe y multiétnico con cosas buenas y también muchos errores, como en todo gobierno existen cosas que criticar y que aplaudir. Se debe respetar el artículo 9 de la Constitución Política del Estado: Fines y funciones del Estado, garantizar el cumplimiento de los principios, valores, derechos y deberes reconocidos, y consagrados en esta Constitución.

“Cuna de la Libertad y tumba de tiranos. Ciudad cosmopolita, con sus 20 provincias y más de 2 millones de habitantes, con ansias de Prosperidad y desarrollo, donde todo paceño espero con ansias las fiestas julianas”, afirmó.

DATOS

En julio de 1789 estalló la Revolución Francesa. Las masas parisinas y la burguesía derrotaron al viejo sistema absolutista. “La Revolución Francesa, constituyó un remolino de aspiraciones sociales, en el que tuvieron cabida desde el deseo de restaurar una sociedad aristocrática hasta el propósito de crear un Estado del Bienestar”.

En este contexto en el Alto Perú estalló la Revolución de La Paz. Terminada la procesión de la Virgen del Carmen, el 16 de julio de 1809, un grupo de insurrectos comandados por Pedro Domingo Murillo, Gregorio Lanza, Victorio Lanza, Juan Catacora, Juan Bautista Sagárnaga y otros patriotas, puso en ejecución un plan que alentaba la autonomía de estas tierras del dominio español.