Retos para transformar la seguridad ciudadana

Informe Nacional sobre Desarrollo Humano en Bolivia, PNUD, 2016.


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El crecimiento del país y los avances socioeconómicos experimentados en la última década plantean nuevos retos y a la vez oportunidades de transformación de la seguridad ciudadana. Comprender la seguridad ciudadana en su real dimensión implica no circunscribir el tema a factores de control y represión. Su análisis requiere una aproximación multidimensional que sitúe los elementos asociados al bienestar de las personas en el centro del debate.

Para enfrentar el incremento de los índices delictivos, especialmente en las áreas urbanas del país y para reducir la alta percepción de inseguridad de las personas, es necesario adoptar un enfoque y políticas integrales centradas principalmente en la prevención. Este enfoque requiere de altos niveles de articulación y trabajo conjunto que enfaticen el rol de los gobiernos locales y la corresponsabilidad entre la sociedad y el Estado. De ahí la importancia de relacionar las condiciones del desarrollo humano en las regiones metropolitanas con la seguridad ciudadana, entendida como un fenómeno complejo que debe enfocarse desde una perspectiva integral y no solo como una suma de políticas e intervenciones aisladas.

En los últimos años la inseguridad ciudadana se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los bolivianos (Latinobarómetro, 2013; Lapop, 2014). De acuerdo consus propias percepciones, la incidencia de la seguridad ciudadana en la calidad de vida de los bolivianos es alta, dado que de cada 10 personas siete manifiestan que esta tiene un impacto significativo en su calidad de vida, mientras que solo un 2% indica que no le afecta en nada (PNUD, 2013b).

Son varios los factores que explican la emergencia de esta problemática en el actual contexto socioeconómico del país. El notable proceso de urbanización y metropolización ha generado presiones sobre los mercados de trabajo y la provisión de servicios básicos que se han visto rebasados ante el crecimiento no planificado en estos espacios territoriales.

La inexistencia de un proceso de planificación de entornos urbanos seguros, provisión de servicios básicos y procesos de integración ciudadana ha generado condiciones para el incremento y complejización del fenómeno de la inseguridad ciudadana. Por tanto, el crecimiento urbano no es necesariamente la causa de los procesos de inseguridad y violencia (PNUD-LAC, 2013).

Las causas también pueden estar relacionadas, de modo importante, con la calidad del crecimiento de las ciudades y con los fenómenos de desigualdad en el acceso y disfrute de las oportunidades que ofrecen. Una consecuencia directa de esto está relacionada con una cierta incapacidad de las ciudades para responder a las demandas de seguridad debido a un proceso de urbanización apresurado y desordenado (Gaviria y Pagés, 1999).

Este escenario de crecimiento urbano no planificado se une a procesos de baja generación de oportunidades económicas, particularmente para la población joven urbana, cuya importancia en términos demográficos será creciente en las siguientes décadas. Tal como destaca el análisis demográfico de este Informe, la presencia mayoritaria de población joven en las regiones metropolitanas es una oportunidad para el impulso económico del país, pero al mismo tiempo representa retos en materia de seguridad si no se generan espacios laborales y de bienestar material acordes con las aspiraciones de este contingente poblacional.

Cada año ingresan 100 mil personas al mercado laboral urbano, en su mayoría jóvenes, cuyas condiciones de inserción, sin embargo, son precarias. A pesar del dinamismo económico que permite la generación de ingresos aún persisten bajos niveles de calidad y estabilidad del empleo. En este contexto, este capítulo tiene el objetivo de visualizar de manera concreta la multiplicidad de factores que inciden en la seguridad ciudadana en las regiones metropolitanas de Bolivia; hace hincapié en algunas de las causas de su aparición y crecimiento: la falta de planificación y cuidado del entorno urbano, los lazos familiares debilitados, la presencia de factores de riesgo y la falta de cultura ciudadana, entre otros. Entonces, cabe preguntarse: ¿cuáles son las características de la inseguridad ciudadana en las regiones metropolitanas?, ¿cuáles son los detonantes de este fenómeno?, ¿cuál es la respuesta institucional y ciudadana?, ¿es posible concebir soluciones más allá del aumento de medidas coercitivas?

El capítulo está dividido en siete partes. En la segunda se presenta el marco conceptual a partir del cual se analiza la seguridad ciudadana como un componente central del desarrollo humano, haciendo énfasis en su carácter multidimensional y en la necesidad de generar respuestas integrales para su tratamiento. La tercera sección analiza la información y datos estadísticos sobre la seguridad ciudadana desde el punto de vista de la victimización y del sentimiento de inseguridad de las personas.

La cuarta indaga las causas del fenómeno de la inseguridad, particularmente de aquellas relacionadas con el desarrollo y crecimiento urbano, el capital social, el rol de los medios de comunicación y la confianza ciudadana las instituciones. El quinto acápite aborda los elementos del entorno que pueden influir en la sensación de protección de la ciudadanía. El sexto identifica la respuesta institucional frente a la inseguridad y las estrategias ciudadanas para lidiar con este problema. Finalmente, la última sección presenta reflexiones en las que se destacan los nuevos enfoques para abordar la inseguridad: el desarrollo de la cultura ciudadana y la corresponsabilidad entre el Estado y los ciudadanos.

DESARROLLO HUMANO

La relación entre desarrollo humano y seguridad ciudadana “La inseguridad ciudadana y sus distintas expresiones constituyen un obstáculo fundamental para el desarrollo humano de todos los países de la región. Sin duda, la protección de la vida, así como la integridad física y material de las personas, son requisitos fundamentales para que puedan ampliar sus capacidades y ejercer de manera efectiva sus libertades” (PNUD-LAC, 2013).

Dentro de los ámbitos de la seguridad humana, la seguridad personal relacionada con amenazas como el delito y la violencia constituye la seguridad ciudadana. Por tanto, la seguridad ciudadana consiste en la protección de un núcleo básico de derechos que incluye el derecho a la vida, el respeto a la integridad física y material de la persona y el derecho a una vida digna (PNUD, 2012; PNUD-LAC, 2009; PNUD-LAC, 2013).

Existen distintos modos de abordar la problemática de la seguridad ciudadana, desde los enfoques tradicionales que se centran en el uso de la fuerza (“la mano dura”) hasta aquellos que se centran principalmente en la prevención del delito. Por su parte, el enfoque integral de la seguridad ciudadana permite abordar la multicausalidad del delito y de la inseguridad (PNUD-LAC-SURF, 2006)

Esto significa concentrar la atención en los factores y causas estructurales del delito y la violencia con miras a mitigar su impacto en el desarrollo humano de las personas. No obstante, esto también implica el control de estos fenómenos en un marco de respeto a la dignidad de las personas y los derechos humanos. En este sentido, abordar el tema de la seguridad ciudadana implica promover políticas de prevención y, al mismo tiempo, fortalecer las instituciones encargadas del orden y la seguridad.

Las personas experimentan y viven de manera distinta el fenómeno de la inseguridad ciudadana en función de su sexo, identidad de género, etnia, edad u orientación sexual. La visión integral debe incorporar entonces los enfoques transversales de género, etnia, orientación sexual y generacional, entre otros. Al respecto, el Informe sobre Desarrollo Humano para América Central 2009-2010 (PNUD-LAC, 2009) se refiere a las “inseguridades invisibles o invisibilizadas” como la discriminación, la violencia de género, el racismo, la xenofobia, la homofobia y otros de las que son víctimas determinados grupos y segmentos de la población. Uno de los resultados de este tipo de inseguridades es la exposición a una mayor desprotección, ya que las instituciones y la sociedad tienden a no actuar con la misma diligencia en este tipo de situaciones (PNUD-LAC, 2009).

La violencia intrafamiliar, cuya principal víctima son las mujeres, es un tipo de violencia que frecuentemente es invisibilizada no solo por la falta de atención de las instituciones, sino por las propias dinámicas sociales y prácticas culturales. En ese marco, el enfoque integral de la seguridad ciudadana incorpora la mirada de género con el objetivo de visibilizar de mejor manera este tipo de delitos y generar respuestas adecuadas para su tratamiento.

DATOS

- La seguridad ciudadana se entiende también como la promoción de un ambiente de convivencia pacífica contra un tipo específico de riesgo (el delito) que altera la vida cotidiana de las víctimas (PNUD-LAC, 2009).

- La convivencia es la interrelación existente entre ciudadanos y de éstos con el Estado y el entorno público en un contexto libre de violencia, con tolerancia a las diversas opciones morales, culturales o sociales sin que se transgreda la ley, las reglas sociales, tanto formales como informales, y la simetría entre derechos y deberes (Sistema Regional de Indicadores, 2014). La convivencia representa aquella cualidad de las relaciones sociales en la que se logra armonizar los intereses individuales con los intereses colectivos, de modo que los conflictos se resuelvan de manera constructiva (PNUD-LAC-SURF, 2008).

- La inseguridad ciudadana afecta la calidad de vida de las personas tanto en el ámbito individual como en el ámbito colectivo o social.

 
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