La primavera de Evo

Al despuntar el alba de este día, sentí un aire primaveral que me impulsó a llamar a mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo para comunicarle que la primavera había llegado a nuestra tierra y era de estricta justicia llamarla para manifestarle que la estación del amor, de la amistad, de la juventud y de los médicos había irrumpido en nuestros corazones con sentimientos positivos, esperando que también alegrase al de la cholita cochabambina nacida en Quillacollo.

Mi discípula periodística me comunicó que la primavera también había llegado al Presidente Vitalicio, quien sintiéndose tocado por el aire tibio de la estación había ordenado a sus colaboradores más cercanos, los asambleístas del MAS, y a los yunkus que le acompañaron a su viaje a Venezuela y otros países del Caribe, que difundieran a los cuatro vientos que la primavera era culpable de que se sintiera más joven y con mayores bríos para lanzar la noticia de que gobernará indefinidamente a nuestro desventurado país.

Pregunté a mi colaboradora si había advertido la influencia de la nueva estación anual en el temperamento de nuestro Presidente, respondiendo ella que había tenido la oportunidad de comunicarse con el joven Evo, quien momentos antes había pronunciado un discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas y que arremetió contra el imperialismo, ratificó su apoyo al gobierno de Nicolás Maduro y la necesidad de todos los bolivianos de remojar nuestros calcañares en las aguas del Pacífico.

Por mera curiosidad pregunté a mi interlocutora si ella consideraba oportuno cambiar la Constitución Política del Estado, respondiéndome que todo está permitido para el máximo líder afectado por la primavera, quien no reconoce lo establecido en CPE, cuando se trata de prolongar su mandato indefinidamente.

Respecto al Referéndum del 21F, que le negó la posibilidad de continuar en el mando a él y al vicepresidente Álvaro García Linera, la cholita me dijo que aquello no valía porque la Gabriela Zapata había rozado el blando corazón de un hombre muy sensible al amor, a la mujer que es sinónimo de ternura y a las flores de la primavera.

Lo cierto es que mi comadre y colega periodista se encuentra muy contenta con el advenimiento de un posible mandato presidencial por siempre, ya que está convencida de que la primavera de Evo durará quinientos años.