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Protocolo

Etiqueta… ¿Cuatro paredes y una mesa?



Foto: Georgette Bretel, experta en ceremonial y protocolo.

Muchos, de manera equivocada entienden este término como la simple acción de saber utilizar un cuchillo en la mesa a la hora de comer o lo asocian simplemente a todo lo que está relacionado con una mesa bien montada, sin pensar que el significado es mucho más amplio y no se reduce a cuatro paredes y una mesa con cubiertos.

La palabra etiqueta, de algún modo era asociada exclusivamente a la realeza y los nobles, posteriormente con las familias adineradas y con un supuesto abolengo. Sin embargo, hoy sabemos que la etiqueta está presente en todos los ámbitos, sin importar estratos sociales y mucho menos capacidad económica.

La palabra “Etiqueta” es definida por diferentes autores como un conjunto de reglas y formalidades que se deben aplicar en determinados actos y eventos.

Se dice también que es la guía social que nos muestra el respeto por las personas, culturas y costumbres, manteniendo los buenos modales en todo momento y lugar.

Por supuesto, debemos tener mucho cuidado con la identidad cultural, ya que no siempre un comportamiento será bueno para todas las culturas. Si deseamos poner un ejemplo; hacer sonido al comer es muy desagradable para quienes estamos en este lado del hemisferio. Sin embargo, para algunos países asiáticos, es normal y adecuado provocarlos.

Los complementos de la etiqueta son la cordialidad y la hospitalidad. De estos elementos derivan los padrones y leyes de la etiqueta.

La Etiqueta es una expresión de cortesía que se despliega entre anfitriones e invitados de manera recíproca.

Las normas de la etiqueta pueden variar de acuerdo con el nivel social dentro de una misma sociedad, por ejemplo, en un ámbito gubernamental, diplomático, militar, empresarial, religioso, deportivo, etc. En cualquiera de ellos, las normas de la etiqueta siempre estarán presentes.

Con el pasar del tiempo se ha comprobado que la etiqueta ha traspasado las barreras sociales y hoy en día es practicada en casa, con los vecinos, en el trabajo con los colegas, en la calle, en el transporte público, el cine, el teatro, en los supermercados, en el gimnasio, en fin, en todo lugar donde existan personas que deban relacionarse entre sí.

Una de las bases principales de la etiqueta es sencillamente el respeto por los demás, a través de un comportamiento que en lugar de incomodar al otro, sea realmente agradable.

En una empresa, donde trabajan muchas personas que deben convivir día a día, es inevitable que exista el compañerismo (sería absurdo lo contrario) y a su vez, esta relación se puede transformar fácilmente en una amistad, donde siempre debe primar el respeto y la tolerancia.

Una de las maneras en la que demostramos el respeto por los demás (no solo en la oficina) es a través de nuestra apariencia personal, por muy superficial que parezca es real. A través de nuestra apariencia podemos jerarquizar un lugar, así como también echarlo hacia abajo, esta es una de las razones que hace que una gran mayoría de empresas e instituciones procure uniformar a su personal, otorgándoles un estilo muy particular que, además, permite que la imagen de la empresa resalte entre las demás.

Como clientes, pensaremos que hicimos una buena elección, pensaremos que se trata de una empresa seria, respetuosa y ordenada, y por tanto podemos confiar nuestro dinero si hablamos de un banco, por ejemplo, no olvidemos que la mayoría de las veces las cosas entran por los ojos ¿verdad?

Si se trata de un consorcio de abogados, y además de respeto y buen trato vemos prolijidad en cada uno de sus integrantes, por supuesto nos sentiremos seguros y bien representados si es el caso.

Visto desde otro ángulo; si vamos a buscar trabajo y no hemos tenido el cuidado suficiente de planchar la camisa o simplemente por no utilizar la ropa adecuada para la ocasión, por supuesto no tendremos los resultados deseados.

Esto me hace recuerdo a la frase de Mirtha Legrand: “Como te ven te tratan. Si te ven mal, te maltratan. Si te ven bien, te contratan.”

En suma, podemos ver cómo es que la etiqueta influye a través de la imagen en una empresa. Ejecutivos y funcionarios, damas y caballeros… deben lucir siempre impecables.

Lamentablemente, hoy en día gracias a la denominada discriminación o la mal llamada inclusión, se está perdiendo hasta la pulcritud y elegancia al vestir, se confunde o no se sabe nada del saber ser y el saber estar.

Necesito hacer hincapié en lo siguiente:

Los caballeros no necesitan un traje de Anderson & Sheppard, es suficiente con tener un traje apropiado, limpio y bien planchado, saber combinar y por supuesto elegir el momento adecuado para utilizarlo, no pretendas ir a una entrevista de trabajo con paletón y unos jeans gastados por muy de moda que estén, por supuesto te ira mal…

Las damas tampoco necesitan tener un bolso de Launer. Con buen gusto para vestir es más que suficiente. Ser una mujer empoderada es muy diferente a ser una mujer que pretende desafiar a toda una sociedad con ropa provocativa solo por demostrar que puede hacerlo. Este es un tema que en algún momento voy a tocar.

¡Feliz jueves para todos!

Georgette E. Bretel de Aliaga

Escritora y experta

Ceremonial, Protocolo,

Etiqueta y Comportamiento Social

www.facebook.com/Georgette.E.Bretel.de.Aliaga

Gebreteldealiaga.blogspot.com

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