Las relaciones con Brasil

Las relaciones diplomáticas con Brasil se hallan en un punto de crispación, cuyos efectos pueden ser más adversos para Bolivia de lo que puede suponerse. La causa es un entredicho político carente de relevancia, respecto a otros elementos que están en juego.

Brasil, aparte de ser el país con el que Bolivia tiene la frontera más extensa -3.400 kilómetros-, es el mayor socio comercial con que cuenta en su escuálido contacto externo, con la venta de gas natural. En cambio, puede frustrar la predisposición amistosa que tiene el gigante vecino para cooperarlo en distintos programas de interés nacional, entre ellos hacer que este energético tenga valor agregado.

A la experimentada diplomacia brasileña seguramente le extraña e irrita que Bolivia pretenda desconocer tratados internacionales sobre asilo político, como ocurre con la negativa oficial de extenderle salvoconducto al senador Róger Pinto.

La actitud torpe y hasta provocativa asumida por el gobierno de La Paz con Brasil, incluyendo insultos como aquel de que su embajada se habría convertido en “refugio de delincuentes”, contrasta con la voluntad que tiene el país vecino de estrechar más su relacionamiento con Bolivia.

Así expuso, con bastante amplitud y sinceridad, el embajador Marcel Fortuna Biato, el viernes 6 de julio, en la disertación que ofreció en el Círculo de la Unión, en uno de los almuerzos de confraternidad que cada mes realiza esta institución paceña.

Al inicio de su exposición, planteó que la prosperidad brasileña sólo es posible que se sostenga en un contexto de bienestar colectivo, sobre todo en su vecindario; los países con los cuales tiene fronteras, siendo el principal de ellos precisamente Bolivia, por la dilata relación limítrofe que existe entre ambas naciones.

Fortuna anotó también que si entre los países del área prevalecen criterios convergentes en materia de desarrollo nacional, regional e internacional, por detrás de éstos se halla el actual mundo globalizado, en el que los países de la región necesitan tener una plataforma que les abra mercados, oportunidades de desarrollar tecnología propia y, en el fondo, ser actores activos y no pasivos sobre lo que suceda en el planeta. Postuló específicamente que en el actual mundo multipolar, la región sea un foco de poder.

Enfatizó más aún en este punto, al expresar que América del Sur, para que sea un actor global, tiene que desarrollar sus potencialidades, con sus recursos naturales. En materia agrícola tiene todo un poder; igualmente, en hidrocarburos, energía solar, eólica y otros.

En concepto de Brasil, los individualismos nacionales tienen que ser superados con el estrechamiento de vínculos y programas de crecimiento entre todos los vecinos, para así constituirse en el factor de poder internacional al que debe acceder, con toda su capacidad.

El embajador puso énfasis al decir que, en este contexto, Brasil actúa en forma objetiva y no con romanticismos teóricos. Remarcó que con Bolivia está negociando un programa de cesión de energía eléctrica, para que resuelva las emergencias que confronta en este orden.

Citó, igualmente, que se está tratando la entrega de helicópteros brasileños a los “diablos rojos”, para la lucha contra el narcotráfico. Asimismo, en el financiero a favor de obras de infraestructura, teniendo en mente de que si Bolivia no progresa en este campo esencial, no podrá desarrollar su potencial productivo. Sostuvo que, a propósito, esta fue la intención que tuvo Brasil en el financiamiento de la carretera Villa Tunari - San Ignacio de Moxos.

Fortuna planteó, en síntesis, que entre su país y Bolivia existen 4 ejes programáticos: Mutua cooperación agrícola versus acceso a la tierra; derechos humanos versus seguridad ciudadana; seguridad fronteriza versus fortalecimiento institucional; y desarrollo sostenible versus desarrollo económico. Expuso con amplitud cada uno de ellos.

Al final, aseguró que “la relación de Brasil con Bolivia es fundamental” y que su país quiere estar siempre junto a Bolivia, integrando el poder regional en el que debe erigirse América del Sur.