Denuncias presidenciales contra la burocracia

El presidente Evo Morales ha expresado en forma pública notables declaraciones en torno a la ineficiencia de funcionarios de su Gobierno, en particular en lo que se refiere a encargados de misiones en el extranjero, policías, jueces, fiscales y otros miembros de la jerarquía burocrática. Esos discursos han confirmado lo que la opinión pública y los medios de comunicación estuvieron comentando desde tiempo atrás, aunque las denuncias cayeron en saco roto.

En un reciente discurso con motivo de la posesión del nuevo Comandante de la Policía, el presidente Morales llamó la atención a los jefes y se quejó de que estaban “muy gordos”, que esa situación era un signo de escasa actividad y, al mismo tiempo, les recomendó mantener la línea, sobre la base, naturalmente, de una vida más austera.

Otra reciente dolorosa queja del primer mandatario se produjo con motivo de una reunión con el cuerpo diplomático en pleno en La Paz, oportunidad en la que “jaló las orejas” a los embajadores y les señaló en forma concreta que “no estoy viendo difusión de los resultados en lo económico, político-social, en temas indígenas, temas de las mujeres”. Luego de preguntar “¿qué está pasando?”, el Presidente comentó en tono de recriminación y remarcó que los diplomáticos no informan “al minuto, permanentemente” lo que está haciendo su Gobierno, les señaló que no son “librepensantes” y que olviden las “opiniones personales”.

En otra ceremonia, el presidente Morales expresó quejas amargas en cuanto a la ineficiencia de las leyes y subrayó que “somos campeones en el incumplimiento de las normas”, que se dicta decenas de leyes pero que no se las cumple y aseguró: “Somos campeones para firmar decretos o promulgar leyes. Promulgamos la Ley, pasan seis meses y no hay reglamento y todavía no se aplica la ley”.

Con anterioridad, el Presidente también pidió la moralización de la Policía y comprometió a los nuevos comandantes a que procedan a una limpieza de sus dependientes para mejorar la imagen de la institución policial, pedidos que al parecer no se cumplieron, pues a pocos meses, los nuevos comandantes fueron sustituidos por denuncias de incumplimiento de deberes.

Otras numerosas palabras de lamentación expresó el Jefe del Estado en relación con funcionarios del Órgano Judicial, a quienes se acusó de retardación de justicia, incumplimiento de deberes, casos de corrupción, prevaricatos y otras chicanas. La misma reacción presidencial se produjo en cuanto a los fiscales y se sabe de su preocupación en torno al descubrimiento de una red de funcionarios de los ministerios de la Presidencia, Gobierno y Transparencia, dedicada a millonarias extorsiones que han estremecido a la opinión pública e inclusive han tenido repercusión internacional. Esa suma de denuncias confirma que la administración estatal ha devenido en una pesada burocracia insensible y satisfecha, o que “algo huele mal en Dinamarca”.