Hacia el Atlántico

La mediterraneidad es uno de los aspectos que nos asfixia desde que perdimos el acceso autónomo hacia el Pacífico; afecta nuestra capacidad productiva y encarece nuestros costos de exportación, por ello el encontrar alternativas para encontrar otras vías de salida hacia el resto del mundo resulta imperativo. Una de ellas es la ruta hacia el Atlántico. Particularmente en estos momentos en que hay necesidad de participar de la mundialización económica y comercial, por lo que, como señala nuestro autor, “es necesario salir del aislamiento y establecer la integración bilateral o multilateral”.

Este es el objeto de la investigación económica que nos presenta Rolando Kempff Bacigalupo, miembro de número de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas, en su nuevo libro: “Hacia el Atlántico en mérito al Tratado de la Cuenca del Plata” (Impresión Noesis, abril de 2012).

La salida por el Atlántico, por la vía fluvial, debería ser posible -de hecho ya lo es, puesto que la mayor parte de la soya que exporta Bolivia, se mueve por esta vía-, ya que de esta manera se podría abaratar el costo de transporte, pues por agua, mediante la modernización portuaria, los costos, como se demuestra en el documento, son mucho más bajos que por cualquier otra forma de vía terrestre.

Esta solución, que resolvería en parte nuestra mediterraneidad, requiere un conjunto de proyectos de desarrollo, entre los que se encuentran el Mutún, lamentablemente una empresa fallida en los últimos seis años; la construcción del ferrocarril Motacusito – Puerto Busch y canales de navegación; todo ello generará “una zona de impacto y desarrollo económico en la zona Puerto Suárez de la provincia cruceña Germán Busch”.

Todo lo anterior es posible gracias al Tratado de la Cuenca del Plata, el que se inicia con la Conferencia Regional del Plata, celebrada en Montevideo el 25 de enero de 1945. Los países integrantes de este acuerdo son Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. Este esquema posteriormente se amplía con el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), al que acaba de adherirse nuestro país, aunque con muchos interrogantes sobre esta decisión política, frente al riesgo que significa la pérdida de ventajas arancelarias a favor de nuestros productos en el mercado andino, lo cual permitió la expansión del cultivo de la soya y otras oleaginosas con destino a ese mercado.

El proceso del Acuerdo sobre la Cuenca del Plata “se institucionaliza en la II Reunión de Cancilleres celebrada el 10 de mayo de 1967 en Santa Cruz de la Sierra, aprobándose el Estatuto del Comité Intergubernamental Coordinador (CIC) de los Países de la Cuenca del Plata.

Según señala Rolando, dos de los nuevos incisos contemplados en este Acuerdo son importantes para Bolivia en torno a la Hidrovía: a) La facilitación y asistencia en materia de navegación, y d) El perfeccionamiento de las interconexiones viales, ferroviarias, fluviales, aéreas, eléctricas y de telecomunicaciones”.

Otros aspectos de importancia para Bolivia, serán contemplados en nuestra próxima entrega.