Buscando la verdad
Consultado un ex Ministro “neoliberal” en los años 90, sobre si Bolivia subiría su tipo de cambio siendo que Brasil había devaluado su moneda, sonriente respondió que frente al resfrío brasileño un “Mejoralito” bastaría para que Bolivia no sufra una pulmonía, pero se equivocó: las importaciones legales y de contrabando se dispararon y ¡hasta pollo y huevo brasileños llegaron impactando severamente a nuestros productores!
Los últimos tiempos no son auspiciosos para la economía boliviana por varias razones, algunas de ellas reflejadas en una seguidilla de titulares de prensa con expresiones de importantes entidades -CEPB, Confeagro y Anapo, por citar sólo tres de muchas otras- que han alzado su voz de alarma por el azote del indiscriminado ingreso de alimentos desde Argentina y Brasil, principalmente arroz, azúcar, maíz, trigo y harina.
“Empresarios temen bajón económico si no se actúa urgente”, “Riesgo de colapso en seis rubros por el contrabando”, “Alertan de escasez de alimentos por ingreso ilegal de productos”, “El arroz de 2 países inunda el mercado boliviano”, son apenas una pequeña muestra de ello.
Preocupa que los precios de los alimentos en el mundo hayan caído y bajen mucho más aún por las depreciaciones del Real brasileño y del Peso argentino, dándose la triste paradoja que el orgullo de tener un Boliviano fuerte y un dólar debilucho vaya en contra del sector productivo nacional al alentar el aumento de la importación legal y el contrabando de alimentos a bajos precios, ya que gracias al “anclaje” del tipo de cambio desde el año 2011 los dólares del mercado boliviano son apetecidos en torno nuestro.
Los arroceros están desesperados pues el precio de su producto ha caído tanto, que ni siquiera cubre su costo; igual pasa con los trigueros, peor con los maiceros y azucareros, a quienes además no se les deja exportar. De verdad, duele ver que no todos entiendan el problema, y no hablo de la ministra de Desarrollo Rural y Tierras, Nemesia Achacollo -que como productora sabe lo que sufre el agricultor- ni de la presidenta de la ANB, Marlene Ardaya, quien logró el apoyo del Ejército y gremios privados para sumarse al esfuerzo del Control Operativo Aduanero (COA) para combatirlo juntos (“Reclamo del agro activa alerta y plan aduanero con militares”, El Deber, 16/mayo/15).
Importar alimentos baratito puede parecer bueno pero “lo barato cuesta caro”…lo saben quienes gobernaron de cara a la ciudad y de espaldas al campo, y les fue mal. Quiera Dios que no vuelva a pasar.
El autor es economista, Magíster en Comercio Internacional.
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