Boda real en Suecia



Los príncipes Carlos Felipe y Sofía de Suecia pasean por Estocolmo en un carruaje, tras su boda.
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El sabado 13 de junio de 2015, Suecia vivió un acontecimiento histórico con ocasión del enlace entre el príncipe Carlos Felipe de Suecia y Sofía Hellqvist, que cierran para algunas décadas el ciclo de bodas reales que comenzó la princesa Victoria en 2010 y prosiguió la princesa Magdalena en 2013.

La boda estaba prevista para las 16:30 horas, por lo que los invitados fueron llegando al Palacio Real de Estocolmo con mayor o menor antelación, en función de su rango. Tras el paso de los miembros de la realeza extranjera, hicieron su aparición los miembros de la familia real sueca. Primero la princesa Magdalena, luciendo embarazo con un vestido vaporoso, junto a su marido, Chris O’Neill, que llevaba en brazos a su hija Leonor, que se mostró muy inquieta. Detrás, los príncipes Victoria y Daniel sin la princesa Estela, que ejerció de dama de honor. Finalmente los reyes de Suecia, orgullosos y felices padres, que estaban muy emocionados por la boda de su hijo mediano.

Dos minutos antes del comienzo oficial de la boda, el novio llegó junto a su padrino, Jan-Åke Hansson, un amigo al que conoció cuando ambos estudiaron juntos en el internado Lundsberg. Los invitados se pusieron en pie para recibir al príncipe Carlos Felipe, que entró sin música y se quedó esperando a que llegase la novia... pero la novia no llegaba. Hacia las 16:35 horas, Sonó la música, entró el cortejo con las damas de honor, entre ellas la princesa Estela, y detrás Sofia Hellqvist del brazo de su padre. Se desveló así el secreto mejor guardado, el traje de novia, un vestido con escote en pico y manga larga en encaje que por detrás no cubría su tatuaje. El diseño del traje fue de Ida Sjöstedt, con tejido del español José María Ruiz.

UNA BODA FESTIVA

La princesa Victoria, muy emocionada, realizó una lectura, para después ceder la palabra a Lina y Sara, las hermanas de Sofia Hellqvist. Sólo faltó la princesa Magdalena, que debido a su avanzado embarazo no tiene mucha libertad de movimiento. La boda, oficiada por el obispo emérito Lars-Göran Lönnermark, asistido por el pastor Michael Bjerkhagen, fue rápida, no eran ni las 16:50 cuando los novios pronunciaron sus votos y se intercambiaron los anillos, no sin esfuerzo, ya que a Sofía costó que le entrara. Carlos Felipe y Sofía ya eran marido y mujer en este momento.

Cuando parecía que ya se retiraban de escena, Carlos Felipe de Suecia cogió a Sofía Hellqvist y le instó a volver al atril para deleitar a los ciudadanos con un precioso beso, que no fue el único que se dieron, pero sí el más romántico, a la par que largo. Posteriormente entraron en los jardines del Palacio Real para disfrutar de un ágape junto a sus invitados y antes de entrar en el Gran Salón, donde se sirvió el banquete, saludaron una vez más.

De esta forma, Hellqvist se convertía en una de esas novias a las que poco les gusta desviar la atención de su diseño nupcial, apostando por un maquillaje lo menos pronunciado posible. Porque la princesa de Suecia tiene motivos suficientes para presumir de brillo y color natural. Y es que para destacar sus rasgos poco se necesita, ya que el intenso color azul de sus ojos logra destacar por si solo su belleza innata.

Así, con una base clara, un sútil eyeliner negro, un gloss nude y unos coloretes amelocotonados es como Hellqvist se ha lanzado a pronunciar el ‘sí, quiero’. Y para seguir con esta apacible armonía, pocos fueron los detalles que acompañaron también al peinado de la Princesa. Un clásico moño bajo que, junto al trazo del vestido, dejaba perfectamente visible su tatuaje y que decoró con una bonita tiara de oro blanco de esmeraldas en sus puntas. Sin duda, la protagonista del enlace.

 
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