Excanciller Javier Murillo de La Rocha

Reapertura del diálogo diplomático depende de compromiso chileno

Según el análisis del diplomático, el vecino país maneja una política mediática de distracción que pretende obstruir el pedido principal de Bolivia ante La Haya


El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Chile dependen sobre todo de un compromiso serio del gobierno de Michelle Bachelet y de un alto nivel de diálogo político en torno a la restitución de la soberanía plena en las costas del océano Pacífico, afirmó a EL DIARIO el excanciller y diplomático boliviano Javier Murillo de La Rocha.

El experto en política internacional realizó también un análisis del comportamiento mediático chileno, el mismo que calificó como “distraccionista y obstruccionista” frente a la seria demanda marítima que Bolivia presentó contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.

“Las relaciones diplomáticas significan un alto nivel de diálogo político”, afirmó Murillo de La Rocha al referirse a las presuntas intenciones del Gobierno de Chile de restablecer el diálogo diplomático con Bolivia, tras la visita del papa Francisco a Bolivia, cuando expresó su respaldo a la demanda marítima boliviana y exhortó a solucionar el conflicto mediante el diálogo.

“La pregunta es: ¿Están dadas las condiciones para que entre Bolivia y Chile se retome un diálogo político de alto nivel? Bueno, eso depende de Chile, no depende de Bolivia, porque si vamos a reestablecer relaciones, estas tienen que tener una finalidad, un objetivo trascendente, y este objetivo trascendente, es poner ese diálogo al servicio de la solución del enclaustramiento geográfico de Bolivia”, sostuvo el excanciller boliviano.

DIÁLOGO INDISPENSABLE

El 8 de julio pasado, en la Catedral Metropolitana de la ciudad de La Paz, el papa Francisco ante millones de espectadores en su mensaje oficial, cuando se refería a la integración, la diplomacia entre países vecinos para evitar conflictos entre pueblos hermanos y contribuya al diálogo franco y abierto, dejó de lado el texto impreso que leía y tenía entre sus manos, se mantuvo en silencio unos segundos con una mirada fija y de reflexión y por fin dijo: “Estoy pensando en el mar… el diálogo es indispensable”.

El respaldo de la máxima autoridad de la Iglesia Católica fue calificado como trascendental por el Gobierno boliviano y toda la sociedad en general, apoyo que causó una inmediata reacción en el Gobierno de Chile que ofreció la inmediata reapertura de relaciones diplomáticas entre ambos países.

Al respecto, Murillo de La Rocha afirmó que “el mensaje del Papa busca la reconciliación que busca el entendimiento a través de negociaciones entre países vecinos que no deberían estar separados, pero que lamentablemente lo están y el Papa ha señalado que ese factor de desencuentro está ligado a que Bolivia fue privada de mar. Ha sido un mensaje a favor de Bolivia”, enfatizó.

En ese marco y siguiendo las palabras del Sumo Pontífice, cuando se retoma un diálogo es para que ese diálogo sirva y esté al servicio de encontrar y remover el obstáculo que separa a los países. “Ese obstáculo se llama el enclaustramiento geográfico de Bolivia”, puntualizó.

“Si se pone el diálogo al servicio de ese objetivo, como ocurrió, por ejemplo, en Charaña cuando se reanudaron las relaciones diplomáticas en 1975, se puso el diálogo al servicio de buscar una solución negociada al enclaustramiento de Bolivia y una vez que ese diálogo no pudo seguir adelante en esa perspectiva, Bolivia denunció esa agresión a su buena fe. Fue otro tipo de agresión que venía de Chile y Bolivia rompió relaciones el año 1978. Eso no ha cambiado”, manifestó el diplomático.

ENFRENTAMIENTO MEDIÁTICO

La presentación de la demanda marítima ante La Haya desató un enfrentamiento mediático entre ambos países, pero no es la primera vez que acontece este hecho, según Murillo de La Rocha, quien citó varios “momentos difíciles” entre Chile y Bolivia.

“Ha habido momentos difíciles, como por ejemplo, en 1962 cuando Chile resolvió unilateralmente desviar las aguas del río Lauca. Eso provocó la ruptura de relaciones y hubo un momento de gran tensión”, afirmó.

Murillo anota otro momento de tensión en 1950 cuando fracasaron las negociaciones emprendidas y que lo mismo ocurrió en 1978, iniciadas en Charaña. Hubo otro proceso muy intenso, y también en 1987 cuando las conversaciones no llegaron a buen término, emprendidas en el marco de lo que se llamó el “Enfoque Fresco”.

En ese sentido, y tomando en cuenta los hechos recientes con las distintas declaraciones del canciller de Chile Heraldo Muñoz, cuando habló de reabrir las relaciones con Bolivia, o de que La Haya no fallará a favor de Bolivia, son consideradas por el experto en diplomacia como un efecto mediático que pretende distraer a Bolivia de su objetivo principal: lograr una salida soberana al mar.

“Es un efecto mediático que busca Muñoz al decir ‘queremos relaciones inmediatamente con Bolivia’. De acuerdo, nosotros también queremos relaciones pero las relaciones no son nada más que un gesto formal sino tienen que ser el instrumento del entendimiento, tienen que ser el instrumento del diálogo, si ese diálogo nos va a conducir a remover el gran obstáculo que separa a los dos países, bienvenido el diálogo, pero si no se le da ningún contenido a Bolivia no le interesa reanudar las relaciones diplomáticas en esas condiciones”, finalizó el diplomático boliviano.

 
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