Doctrina nacional y política en Bolivia

My. (SP) Armando Vaca Moreno

En esta oportunidad me ocuparé de dar un pequeño puntillazo a dos temas que tienen que ver con los destinos de este país que es profundamente nuestro.

Soy un viejo soldado de la Patria (jubilado), que en su momento trató de ingresar al campo de la política, fracasando en su intento por motivos o razones que tuvieron que ver con el pensamiento y la praxis de quienes en su momento fueron sus “referencias”. Ingresando a estos dos asuntos, cuando traté de discutir con quienes tuvieron el interés y el tiempo suficiente para entablar discusión respecto a la doctrina nacional, en su momento no comprendían lo que significaba. Confundían lo que es la Constitución con la doctrina nacional, aduciendo que la Carta Magna es la doctrina nacional. De algún modo creo que esto también es doctrina, pero no específicamente doctrina nacional, que es incuestionablemente la resultante del estudio de la realidad de Bolivia relacionada con su Estado, su gente y su territorio y que indefectiblemente tendría que arrojar principios para regir los destinos del “todo”, el conjunto de lo que se llama Bolivia.

Con tristeza puedo manifestar que ahora que tengo 72 años sigo buscando a quienes tengan algo parecido a lo que explico en este escueto comentario. Me hago parecer a Diógenes buscando a su hombre con su lamparita, en la Atenas de hace miles de años. Sin embargo si mi intento de ser político fracasó, mi interés por la doctrina nacional siguió en pie y hace unos meses atrás salió un libro “sobre doctrina nacional”, expuesto en la Escuela de Altos Estudios Nacionales-filial Cochabamba, donde explico lo que es doctrina nacional.

Lo que de inicio me impulsó para hacer el esfuerzo de escribir sobre este asunto fue que en 1994 el doctor Julio Garret Ayllón, cuando fungía de Presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, sacó un pronunciamiento donde expresaba que Bolivia no disponía de una doctrina nacional y tampoco conceptos geopolíticos, históricos, filosóficos, geográficos, económicos, políticos y, para “rematar todo”, no disponíamos de objetivos nacionales. Esto me llamó mucho la atención y me indujo a pensar que ese pronunciamiento era incuestionablemente la “verdad” y lo que estaba buscando. Por lo tanto eso hacía ver que no estaba equivocado. Finalmente ese documento lo escribí también para que nuestros conductores políticos entiendan y diferencien lo que es la Carta Magna y lo que es doctrina nacional.

Y referente a la política deseo manifestar que es un tema que siempre me “sedujo”, pero no pude hacerla mía, porque entendí en su momento que eso no era lo mío y en el libro referido trato de explicarla de la manera cómo la comprendo a partir de mi “experiencia” de muchos años y desde que tengo uso de razón política, la caracterizo de “vulgar”. Pero, ¿por qué de esto?, se preguntarán quienes lean este comentario y la razón es que comprendo que en Bolivia por política entendemos “todo” y con ese “todo” ingresa cualquier cosa y esto no debe ser de esta manera porque la política es el arte de lo posible, y es también la ciencia de los fines (personalmente para mí esto no es correcto, pero va como referencia). De igual modo es el arte de gobernar, con un aditamento que es saber qué hacer con el Estado, la sociedad y el territorio. Y, finalmente, es el arte de la verdad.

Fusionando todo lo anterior se tiene como definición lo siguiente: la política es el arte de lo posible de alcanzar, además que es el arte de gobernar, dirigir o conducir el Estado, la sociedad y el territorio, munido o provisto permanentemente de la verdad (mi propia autoría). Deseo manifestar que estas definiciones no son de mi autoría, pero para efectos de explicar lo que comprendo sobre la política hice uso “arbitrario” de ellas.

Pero, ¿por qué preocuparme de estos asuntos?, sin pretender ser “jactancioso” lo hago para que los que se dedican a este arte tan importante conozcan que la política es la resultante de poseer de inicio un concepto filosófico, porque ello implica, entre otras cosas, tener el conocimiento sobre la “verdad”, la moral, etc., etc., luego tener un concepto ideológico para que éste permita ver la “realidad”, para continuar luego con el concepto doctrinal y finalmente aterrizar en la política y el hecho político. La política, como ya expresé, es la resultante de todo lo referido. En Bolivia no es de esta manera “todo” o casi “todo”, es a partir de voluntarismos y seguimos tan ignorantes cómo en antaño y pareciera que no avanzamos, lamentando que todo esto no nos conduce a ningún lado. Hagamos política real y verdadera para tener mejores días para la Patria y nuestra gente y comencemos el año con mejor pie: el derecho, al margen que tenemos supuestamente un gobierno de izquierda.

POR LA PATRIA, LA VIDA MISMA.

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