Nueva Asamblea Constituyente: necesidad histórica nacional

En diversas publicaciones, analistas nacionales y extranjeros sostienen que la actual Constitución Política del Estado boliviana adolece de profundos errores, tanto de fondo como de forma. Destacan, en particular, que los errores esenciales de la Constitución actual tienen orientación hacia el pasado, es decir de derecha, que están encubiertos por un maquillaje superestructural de izquierda. Un folleto de circulación interna publicado por el grupo de abogados (Alianza Patriótica de Abogados) hace amplia fundamentación al respecto (1).

Esos antecedentes se verían agravados porque gran parte del amplio articulado de la Carta constitucional no se cumple y otra parte es insistentemente violada o desconocida por los funcionarios del Estado y, en esa forma, echaron por la borda un documento arduamente preparado por una Asamblea Constituyente hace menos de diez años y finalmente aprobado por un referéndum. A esos aspectos se suman críticas en sentido de que no se cumplen los principios del ama sua, ama kella y ama llulla, bases de la sociedad incaica, hoy muy venidas a menos.

Se agrega que ese incumplimiento de la Constitución es origen de una tenebrosa ola de corrupción y, por tanto, madre de los errores que llevan al país por un equivocado sendero histórico que conduce al abismo. En síntesis, la Constitución vigente sería la causa de los numerosos problemas sociales y políticos que enfrenta el país.

Esos y otros aspectos harían necesaria una nueva Carta constitucional y ya varios profesionales se han pronunciado al respecto. Es más, demandan que no se reforme solo un artículo aislado, sino que se cambie toda la Constitución y que a ésta de desorientación populista se le dé una orientación nacional y democrática, de tal forma de saber a dónde se marcha y no vivir en una situación sin destino conocido.

Para salir del atolladero en que se encuentra el país sería, pues, necesaria una total reforma constitucional, pero para ello se precisaría de una nueva Asamblea Constituyente. Pero, cabe preguntarse ¿será capaz el Gobierno actual de proceder a esa convocatoria? Esa duda solo podrán resolverla los hechos. Pero en caso negativo y como la necesidad de cambiar la Constitución es un imperativo histórico, de no proceder en ese sentido el Gobierno actual, deberá ser otro Gobierno el que proceda en ese sentido.

Por tanto, en todo caso, convocar a una Constituyente es una necesidad para que el país tenga una Constitución que refleje con precisión el sentido histórico real de la sociedad boliviana y no especulaciones, utopías y deseos subjetivos inalcanzables (como el socialismo del Siglo XXI) que han empantanado y conducido a Bolivia a un callejón sin salida y, aún peor, que en vez de que marche hacia adelante, retrocede de manera sostenida, al pasado colonial, feudal esclavista y comunitario, o sea a la noche de los tiempos, como proclama el populismo vigente.

Acerca de la necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente, señalar las causas para convocarla, indicar los objetivos que debe alcanzar, establecer los procedimientos a que deba sujetarse, etc., existe amplia literatura política en el país. Más que eso, rige la experiencia histórica sobre la materia, pues en el transcurso de la vida de Bolivia se realizaron 16 asambleas convencionales, de las cuales la última realizada en Sucre, la Calancha, Oruro y La Paz, considerada como “ilegítima”, fue bautizada no como convencional, sino como “convulsional”.

(1) Alianza Patriótica de Abogados (APA) Historia y Crítica a la Constitución Plurinacional. La Paz. 2015.