Los muertos están felices

Mi colaboradora periodística quiso que yo fuera testigo de la visita que le hizo don Nemesio Racacha (Q.E.P.D.), con motivo de su visita anual, por la celebración anual del Día de los Difuntos, pero yo rehusé su invitación al considerar que tal encuentro debería ser privado, al tratarse de dos cónyuges que se reunían anualmente para intercambiar confidencias que sólo interesaban a la pareja.

Sin embargo, el afán informativo de la periodista se impuso sobre toda otra consideración y tuve que escuchar con interés y respeto las confidencias de mi comadritay y discípula. A la vez emocionada y locuaz, Macacha me contó que don Nemesio (Q.E.P.D) le dijo que estaba feliz en la otra vida porque no había periódicos, ni radios ni televisión y que por eso no sabía ni quién se hallaba gobernando a nuestro Estado Plurinacional y Folklórico, y que tampoco le preocupaba tal asunto porque todo discurría felizmente.

Interrumpí la relación o relato de la cochabambina nacida en Quillacollo para preguntarle si ella le contó a su querido viudo sobre la actual situación boliviana, materia que ella domina desde su cargo de corresponsal mía en el Palacio Real de la plaza Murillo. Pero la cholita me contó muy airosa que “en nuestro país no sabemos qué pasará mañana, mientras que en la otra vida son felices porque ya no les importa nada…”.

En busca de nuevas fuentes informativas, acordamos con Macacha ir en busca de nuevos espíritus y así poder confrontar diversas opiniones, dirigiéndonos a la zona del Cementerio General, ingresando a un boliche llamado “Almas en pena”, donde paran las almas que no tienen parientes, ni casas que las reciban. Pobres almitas, como nadie les invoca nada, allí van… donde se encuentran las almas pobres, las almas huérfanas que beben un trago y aparecen en otras mesas. Nos acercamos a algunos de esos espíritus y conversamos acerca de las almas huérfanas y también de aquellas que tuvieron hijos de memoria corta.

Alternamos con varios espíritus y al final nos abrazamos emocionados al saber que en la otra vida hay almas queridas y también almas solitarias que vienen a este mundo para visitarlo en fechas como hoy, conviviendo mañana con alguno de nosotros que recordamos afectuosos a algún ser querido que se nos fue al más allá.

Concordamos con mi discípula, abrazar a todas las almas que hacen anualmente un viaje muy largo, para llegar a este mundo donde se las espera con cariño.