Indiferencia de Nueva Mayoría

La izquierda chilena está a punto de culminar su gestión gubernamental, sin pena ni gloria, particularmente para Bolivia. En consecuencia la Nueva Mayoría, que aún gobierna Chile con una dama a la cabeza, no ha dado cobertura ni importancia al tema marítimo boliviano, pensando que con indiferencia y displicencia se arreglaría todo. Pero estuvo muy equivocada.

Pues no concibe la idea de encarar ese tema, difícil y sensible, vía negociación, con inteligencia, entendimiento y amistad. Ha descartado, por lo visto, aquella iniciativa diplomática que quizá hubiera contribuido a superar el diferendo, como lo hizo en otros tiempos y pueblos del mundo. Eso se advierte, pese a la afinidad ideológica que dice honrar a los gobiernos con sede en La Paz y Santiago.

Chile tiene el ánimo caldeado desde que Bolivia, en 2013, interpuso la demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia. A partir de entonces sostiene, con mayor frecuencia, que Chile “no tiene obligación de negociar con La Paz un acceso al Pacífico”. Posiblemente esta versión se haya constituido para desvirtuar el propósito boliviano de recuperar lo suyo, de manera pacífica.

Esa Nueva Mayoría tendrá que rendir cuentas a los hombres y a la historia, de posibles hechos de corrupción, evasión de impuestos, tráfico de influencias y sobornos. Algunos de estos actos fueron mencionados por The Washington Post oportunamente. Estas acusaciones, ciertas o tendenciosas, acabaron con la credibilidad de la izquierda chilena. Devaluaron su discurso. El Poder desgasta y que nadie presuma de manos limpias.

A estas alturas de la historia no tiene sentido buscar acercamiento, directo o indirecto, con Nueva Mayoría, que representa al gobierno chileno, para tratar, por lo menos de refilón, la causa marítima, debido que ella está inmersa en el ajetreo electoral, con o sin posibilidad de retener el Poder. Menos podrá contraer decisiones de Estado. De una u otra manera ya se debe estar alistando para marcharse de la Moneda. “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”, señala un dicho popular.

Hubiera sido interesante que Nueva Mayoría, dejando de lado el discurso antiboliviano que estilan algunos sectores radicales, irradie al mundo un mensaje de entendimiento con Bolivia, en torno al centenario asunto que distancia a ambos países.

Una actitud de esta naturaleza iba a marcar el avance político hacia las metas de tolerancia, reconciliación y amistad, en la perspectiva de aceptar los retos del futuro. El propósito siempre ha sido despejar del camino la suspicacia, la displicencia y el menosprecio.

El mundo ha cambiado y los hombres también de mentalidad. Nada fue ni será permanente. Así que quienes componen la Nueva Mayoría deben caminar con esta corriente, priorizando la convivencia, en paz productiva, por el bien común.

En suma: las mayorías, ahora más que nunca, deben decidir el destino de sus pueblos, animadas por el sentimiento de hermandad y motivadas por el afán integracionista, en la búsqueda de un mañana mejor.