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[Manfredo Kempff]

¿Cinco años más?


La propaganda electoral, en la etapa de pedir el voto a las personas, no ha sido del todo novedosa y sobre la materia ya han opinado profesionales que conocen mucho más que yo, así que no abundo sobre eso. Pero hubo un spot, que, cuando lo vi, me produjo náuseas y desazón, y es en el que S.E. pide que los bolivianos lo dejen gobernar por “cinco años más”, para concluir con su obra, que sin duda él la considera monumental.

Claro, es que “cinco años más”, para S.E. es una bicoca, si ya lleva 14 y está enamorado del poder. Como no le gusta leer y no tiene ni idea de la historia de Bolivia, S.E. no sabe que en la época en que había democracia plena, antes que llegara él, un presidente cumplía cuatro años en el Palacio a duras penas, trabajando de verdad todo el día, agobiado por la pobreza, por los amagos subversivos, por los bloqueos, y muchas veces por un parlamento adverso que no lo dejaba ni respirar.

¿Cómo pedir un lustro más de gobierno luego de 14 años de incapacidad? ¿Cómo decir que solo le faltan cinco añitos para cumplir con su magnífica obra? ¿Y después seguramente otros cinco apelando a su “derecho humano” para poder brillar presidiendo el bicentenario de la República? Verlo con rostro serio, casi compungido, implorante, pedir más tiempo en el poder, realmente impacta, desencaja, descompone.

Menos mal que la mayoría de los ciudadanos se han dado cuenta de que el tiempo de S.E. se agotó, que ya tuvo una oportunidad generosamente larga, aunque forzada, que no la utilizó en bien del país, sino de sus mañas y de su ambición. Se apoderó de todos los poderes del Estado festivamente, fue dadivoso con los suyos en el derroche, invirtió con el descriterio más grande, fue el máximo responsable de nuestra peor derrota diplomática con Chile, y persiguió sañudamente a sus enemigos, en especial a los cruceños, encarcelándolos o desterrándolos. En tantos años nunca se le pasó por la mente amnistiar a los perseguidos.

En los infernales incendios en la Chiquitania también S.E. tiene, cuando menos, importantes responsabilidades. Pero es muy cierto que los fuegos, en estas épocas del año, son imprevisibles en la zona, y no vamos a decir que él se dedicó a quemar montes. Lo que sí provocó fue la invasión indiscriminada de colonos a Chiquitos que no distinguen entre bosque seco y pampa. Y desde luego que inconcebiblemente se emperró en no declarar el Desastre Nacional, que era necesario a todas luces.

Lo que sucedió en Pando cuando tumbaron a Leopoldo, y está sucediendo en el Beni tumbado Ernesto Suárez, pasa en Santa Cruz. Y es que hay un avance permanente, una marea cocalera que se extiende sobre el territorio chiquitano, donde los naturales del lugar tienen que ceder su hábitat a las muchedumbres de andinos que vienen a cobrar su paga en tierras. S.E. les ofreció públicamente tierras a cambio de votos, los campesinos votaron, y ahora cobran. Pero no cobran tierras en Orinoca, ni en Yungas, ni menos en el Chapare; cobran en Santa Cruz, porque en Santa Cruz es donde ofrece los premios S.E. Y ahora mismo, en estas elecciones, los premiados tendrán que votar por él.

Lo primero es lo primero. Hay que derrotar electoralmente a S.E. o nos vamos a arrepentir toda la vida. Ahora existen posibilidades de hacerlo, como nunca. No se trata de provocar pánico porque sí, ni es mi interés crear escenarios apocalípticos para impresionar. Pero si no se frena ahora a la marea masista con un dique de contención sólido, la nueva “Historia de la conquista del Oriente boliviano” que lean nuestros nietos, no será la escrita por el gran Enrique Finot, sino por algún “curaca”, “mallcu” o “achachila”.

Es por eso que el pedido de S.E. de que lo dejemos gobernar durante “cinco años más”, provoca malestar interior, preocupación, y sobre todo asombro. Es que asombra verlo con rostro adusto, mendicante, rogando por una oportunidad más. ¡Nones Excelencia! Ya pasó su tiempo. Gane si puede, porque ya nos hartó.

 
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